Ayer, sábado, día 10 de octubre fue el día mundial de la salud mental. Yo fui a una manifestación con ese motivo. Acompañé a mis amigos de la asociación "tú decides" a lo largo del recorrido que fue de Plaza de España a Sol. Éramos muy pocos, unos 100 en total. Yo fui mirando los edificios de la Gran Vía. Vinieron de varias televisiones e hicieron entrevistas. Luego, en la Puerta del Sol, cogió el micrófono un señor y se perdió en una serie de divagaciones que me aburrieron, al igual que a mi hermano Paco. Decidimos irnos. Tomamos una cocacola en la Plaza de Santo Domingo. Parecía que Madrid estaba recobrando el pulso después de la crisis pues mientras subíamos por Preciados, la gente compraba y compraba y miraba productos. Es lo que pasa, que cuando la gente es pobre no hace más que pedir y quejarse y cuando es rica no se acuerda ni de su padre ni de su madre. La gente no tiene término medio. La gente es gilipollas.
No siempre se pierde la dignidad cuando uno es pobre pero sí cuando se es rico.
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