Ante una situación difícil, no sabemos cómo vamos a reaccionar. No solo por lo difícil sino por lo nueva y desconocida. No sabemos lo que nos traen las circunstancias y no podemos saber el tiempo que nos traerá adaptarnos a la nueva situación. Los histerismos, los victimismos y el acusar al otro de lo que nos está pasando es muy posible que pase. Podemos perder el control y hacer cosas estúpidas que los demás no van a entender cuando una situación nos supera. Porque no la entendemos o porque nos ocupa mucho tiempo que antes era nuestro o porque nuestra naturaleza no está hecha para aguantar con entereza eso que nos está pasando.
Queremos que todo el mundo esté al tanto de lo que nos pasa y nos duele el ver que los demás siguen su vida mientras nosotros estamos empantanados en ese ciclo malo de nuestra vida. Pero si reaccionnamos con rencor y odio, es peor, las cosas se ponen peores y ya es cuando nadie nos ayuda porque no entienden nuestrios histerismos y victimismos absurdos. Además, es una señal de que estamos desbordados cuando actuamos creyéndonos víctimas de todo y contra todo. Y entonces la cosa se complica porque perdemos uniones que son válidas pero con nuestra conducta las perdemos.
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