Andas por la casa como un dolor,
como un lobo,
o como una quimera.
Y sales a la calle
y ya eres el tropel de cenizas del futuro.
El día da con tus huesos
frente a un libro,
donde andan tus amigas las palabras
y lees y oyes con los ojos a escritores.
Dormitan en el suelo, como ovejas, esperanzas débiles
que ya no despertarán de su sueño fabuloso.
Y cuando la luz deposite su último beso en tus horas,
morirás tumbado a que otra esencia te recubra.
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