Ayer viví un día feliz no porque mi vida había cambiado a mejor, hubiera pasado algo que me hiciera sentir bien, sino por omisión: es decir, se acabó el estado de depresión que me tenía medio inválido de la mente. La semana pasada estuve realmente mal. No tenía ganas de hacer nada, no hacía más que reprocharme mi estado de vida que llevaba y todo eran malos pensamientos. Pero ayer y hoy, la claridad mental en mi cabeza ha hecho que vea de otro modo la vida. Me conformo con lo que soy, me acepto aun cuando veo que mi vida es bastante triste y aburrida. Ya no me lamento constantemente de mi vida y de mí mismo. Yo mismo me he dejado en paz.
Hoy me examino de Psicología y voy a comer pronto pues el examen es a las cuatro. Después, ya puedo relajarme totalmente y esperar las notas. El lunes me examiné también y puede que la presión de los exámenes hizo que yo me sintiera así de deprimido.
Poco a poco me iré sacando esta carrera ya que mi vida no va por otros derroteros más lúdicos o de fiesta.
El gobierno de Sánchez parece que va bien aunque aún no han tomado demasiadas determinaciones. Ya veremos a ver cómo lleva lo de Cataluña.
En fin, creo que ya soy capaz de leerme cualquier libro de trescientas páginas y de escribir un poco mis novelas en cuanto me examine del todo.
Cuando sales de la depresión, te sorprende tu estado de optimismo.
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