Dichoso el que sin ver cree, dicen los evangelios. Y los que no creemos hasta que vemos las cosas o que incluso no creemos aunque nos digan que fueron así o que hasta que no estamos en medio de la fiesta no creemos que la fiesta fuera a ser tan divertida. O que este mundo no tiene solución alguna. No tenemos fe en nada. Vamos a los sitios pensando que nos va a ir fatal y todo van a ser follones. Tenemos la ventaja de que si todo sale bien no cabemos de gozo porque íbamos con la fe cambiada de que todo iba a salir fatal.
Los que no creemos casi en nada aunque no negamos la fe de los demás nos llaman cenizos o gafes aunque a veces lo que somos se podría definir como profetas. Porque vemos venir lo que otros, instalados en la fe, no ven. Unos ven millones donde nosotros vemos la ruina. Unos ven diversión donde nosotros vemos algún altercado grave. Y así vamos los que no tenemos fe, jodiendo la fe de los creyentes en paraísos que no vemos en ningún lado.