lunes, 10 de diciembre de 2012

Todo el mundo que nos rodea es un misterio. ¿A qué venimos al mundo? A jodernos unos a otros, en el buen sentido o en el malo. Si jodemos con amor al prójimo engendraremos criaturas que nos salvarán con la nueva técnica del desastre nuclear y el deterioro de la naturaleza. Si jodemos con odio y con rencor no encontraremos más que la muerte pisándonos los talones y habrá una tercera guerra mundial que será insuperable para el ser humano y perecerá porque tras este último desastre bélico desaparecerán todos los supermercados y el chorizo, el jamón saldrán radioactivos e incomestibles. Conclusión: hay que jodernos con cariño y suavidad, por las partes nobles que tenemos entre las piernas, esas partes sensibles que nos dan tanto placer: produciremos niños semejantes a nosotros que hay que educar y dar de comer. Mientras nos dedicamos a cuidar y dar de comer a estos chicos, no tendremos ganas de hacer guerras. Si jodemos a lo bruto, con mala ostia, con la peor intención del mundo resultará gente rencorosa que deseará joder también con rencor y odio por doquier y la jodienda no tendrá fin y todos tendremos caras de mala catadura y saldremos a la calle echando pestes de todo el mundo que nos rodea hasta que deseemos matarlos y algunos se atreverán a ello. Pido a la Humanidad entera que joda con el sutil amor que produce la entrepierna y se deje llevar por el instinto del goce hacia su semejante, que vea en él una fuente de placer, no de dolor. Jodámosnos todos pero en el buen sentido de la palabra por favor.

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