Mis pequeños líos o manías familiares se van difuminando. La asociación ha recobrado su antiguo brío. Mis problemas farmacéuticos han desaparecido. Sólo resta pasar la Navidad como venga. Mi novia parece que va a dejar de sentir envidia por mi hermano. Al final sólo me queda decir en público que mi cuñado y mi hermana son unos dominantes y unos metomentodos. Con eso pondré la guinda a una serie de liberaciones que yo perseguía. Los profesores que me marginaron han quedado al ingenioso trasluz de Nuria, la profesora amiga, no sólo mía sino también de mi hermano.
Mis sobrinos mayores, los de mi hermano Ángel, no han de representar para mí nada más que unos desconocidos de los que no preocuparme ya que ellos no se preocupan de mí en lo más mínimo. Ni yo sé de ellos, ni ellos de mí. Como dicen que los trae el diablo, por las mismas, se los puede llevar el diablo muy a gusto sin la menor preocupación por mi parte. Sé que van para calaveras o crápulas: allá ellos. Por lo tanto sólo queda pasar las navidades tranquilamente y liberarme del todo de fantasmas que me estaban atosigando impunemente. Digo adiós a todos los fantasmas que revoloteaban por mi cabeza y empiezo a decir hola a nuevos proyectos que vendrán, Dios mediante, el año que viene.
Diciendo las cosas claras me quedaré muy a gusto y trazaré la frontera entre lo que yo quiero y hasta donde los demás pueden pasar en mi territorio personal aunque esta afirmación parezca una declaración de egoísmo puro y duro pero es que me voy dando cuenta de que vivir es un ejercicio de egoísmo o si no te toman por el pito del sereno. Hoy he ido a la asociación y han quedado algunas cosas claras: por ejemplo, que Pablo es un buen colega.
El domingo llamaré a mi cuñado y ami hermana mandones y metomentodos y me quedaré más ancho que largo: porque se lo merecen y yo me merezco llamárselo y entonces todo irá mejor o eso es lo creo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario