Por mucho que hayamos aprendido de nuestros mayores (donde reside la sabiduría) o en la escuela (donde el profesor está obligado a dar ejemplo y conocimientos), la moral no se aprende. O se tiene o no se tiene idea de moral. El egoísmo, al que Paracelso llamaba el antiguo Satán, está muy de moda. Mirar solo por uno mismo y dejar en la estacada a los demás es algo normal en nuestros días. Yo conviví con unos profesores narcisistas que dejaron llorar a moco tendido a una profesora sin ofrecerle consuelo alguno. A mí casi no me conocía de nada. Me acerqué a ella pero no le dije nada. Lamento no haberle dicho alguna palabra de consuelo. Ojalá el compañerismo, la bondad y la buena voluntad reinaran en el mundo pero debe ser que corren buenos tiempos para la chapuza y el desprecio al semejante.
Pero no todo debe de ser malo: seguirá habiendo gente buena por el mundo, que nunca falta, para no perder la fe y la confianza en este mundo tan áspero que llevamos.
La vida va así: hasta en las familias se llevan a matar y creo que más en las familias, pues, vuelto el amor que había, pronto se vuelve odio: dicen que solo puedes odiar a quien conoces o amas.
Ahora han inventado "el delito de odio", como si antes no existiera. Lo que deben hacer es, con la educación, mitigar ese odio.
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