Vengo de casa de mi madre. Fui allí a eso de las 10 de la mañana y salgo ahora a la una del mediodía. Mi padre se va a comprar pan y se da un paseo y vuelve a esa hora. Mi hermano va a eso de las 5 de la tarde y vuelve a las 8. Así llevamos desde el jueves que mi hermana se fue al pueblo. Esta tarde iré a andar y al "tú decides", a ver qué se cuentan esos imberbes. Yo fumo menos estos días, me concentro más en las lecturas que tengo por delante pero no escribo las historias aunque pienso en ellas, en esas historias que me darán quehacer después del verano. No hace mucho calor en la calle, al menos el calor que hizo el fin de semana pasado que nos tenía encerrados en casa. La vida pasa lenta y concienzuda como un buey que ara, como un tanque que mata o como un diablo harapiento que busca tentarte y dañarte para que no creas en Dios. Me estoy leyendo "El Libro de Buen Amor" y en él se especifica que el buen amor es el de Dios, aunque el hombre persiga el mal amor de las dueñas esbeltas y dulces como la miel.
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