Los de izquierdas pretenden que te posiciones todas las veces que se habla de política: quieren que seas feminista, ecologista y animalista y qué sé yo qué cosas más. Si te desvías de ese posicionamiento o los criticas levemente, te llamarán fascista y ya se acabó el diálogo. En estas últimas elecciones ha quedado claro que con llamar fascista al adversario no se gana. La gente estaba harta de imposiciones ideológicas y ha votado a la contra después del ridículo que ha hecho el imbécil de las balas. Pero es que estos de izquierdas lo hacen peor que los gobiernos de derechas y se quedan tan anchos (lo del precio de la luz, las repatriaciones de menores...) y no dan la cara, más bien huyen. Es increíble. Parece que, por ser de izquierdas, tienen carta blanca para hacer lo que quieran y no dar ninguna explicación. Sánchez pidió la dimisión a Rajoy por lo del ébola y ahora que ha habido una pandemia, ponen de comunicador al que no tomó medidas el 8 de marzo, ocultan datos, gestionan de pena y no se dan cuenta de que la gente no es tonta y está hasta arriba de ellos: de su ocultación, de su irresponsabilidad, de su oportunismo (solo salgo a dar buenas noticias), etc. En las próximas elecciones va a haber un vuelco grandísimo del voto porque la gente está harta de demagogos y malos gestores de la cosa pública. Los de izquierdas son muy chaqueteros: lo demostraron cuando dieron la mayoría absoluta a Aznar y lo volverán a hacer.
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