España, tras derrotar a Suiza en los penaltis, le ha tocado Italia en las semifinales. Gran rival. A ver si supera esta, digamos enfermedad que es Italia. Me gustaría imitar a Ray Loriga en su forma de narrar aunque la verdad lo que hace no es narrar nada para sacar de una chistera mágica, vamos a llamarla chistera literaria, un montón de metáforas a cada cual más original y llenar el capítulo de frases. El timón de la historia pasa por camisetas en las que hay estampadas muchas calaveras que dan miedo, varias cimitarras o alfanjes intimidatorias. Sobre todo pasa el timón de la historia por un barrio yonkarra y avieso para los forasteros. Los chicos que se crían en un barrio de las inmediaciones de Madrid primero rompen los retrovisores de los coches y luego, más mayorcitos, los roban (los coches). Van al calabozo y empiezan una historia de porros o de algo más fuerte para olvidar lo fuerte que es su vida. No acaban nunca el colegio porque en séptimo ya han pegado a uno o dos profesores y en sus camisetas negras no falta la calavera ni la cimitarra o el alfanje. Y eso es todo. Eso es un chico de barrio. Alguien del que se puede prescindir aunque suene fatal decir esto hoy en día. Bueno, a lo mejor estos chicos de barrio sepan hacer algo que no esté contra la ley, solo hay que intentar que sepan lo que es la ley.
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