El viernes pasado nos vinimos del pueblo para ponerme la inyección del antipsicótico. Hoy, miércoles, ya me la he puesto. Y nos vamos otra vez al pueblo. El viernes estábamos esperando al autobús que nos llevara a Segovia cuando pasaron Sandra y Rafita con el coche y se prestaron a llevarnos. En Segovia compré El País y estuve un tanto nervioso hasta que monté en el autobús y me puse a leer el diario. Se me pasó el tiempo divinamente. Llegamos a Moncloa, comimos y nos estafaron 2 euros en la comida, cosa que me disgustó pero luego, a la tarde, se me pasó. Fui a Las Rozas andando y no pasé mucho calor (fui a eso de las 6). Durante 3 días seguidos hice unos 20 kilómetros andando por las tardes. El lunes paré de andar y lo lamento pues me estoy poniendo gordo. He de buscar un itinerario en el pueblo para pasear por las tardes pues siempre viene bien el ejercicio. El martes me sentí mal por la mañana por obsesionarme con el tabaco y por unas palabras que le dije a mi primo Perico en el bar, que no tenía que habérselas dicho. Pero bueno, el malestar y la angustia duraron solo esa mañana. Por la tarde ya estuve bien. El viernes, a la llegada a Majadahonda, me corté el pelo; el lunes devolví los libros de la biblioteca de Majadahonda y de Las Matas; ese lunes no pudimos tomar una coca cola en el Van Gogh de Las Matas pues estaba cerrado. Hoy me he puesto la inyección y le he regalado a la enfermera mi libro "El profesor enfermo". Se ha llevado una alegría. Hemos comido de menú y a las 5 o 5: 30, nos piramos al pueblo otra vez.
miércoles, 21 de julio de 2021
sábado, 10 de julio de 2021
El lunes me voy al pueblo. ¿Qué haré allí? Asistir a un carrusel de cañas y de pinchos todos los mediodías si quiero hablar con alguien. Pero los de las cañas y los pinchos no son de mi agrado, así que iré al café después de comer a ver qué tal y luego me tumbaré la siesta a oír la radio. Parece mentira que a mis quintos no los vea en todo el verano quizás porque tienen hijos y no van al bar o nunca van al bar, así que no los veo nunca. A lo mejor, después de comer me suba al pueblo de al lado a tomar café pues allí hay conversación. Quizás me lea los cinco libros que he llevado al pueblo. Quizás no vaya tanto al bar como hice el año pasado, ni hable con mucha gente pues lo considero un tanto innecesario, pero sí que saludaré y daré el atendido a quien corresponda. El invierno en el pueblo ha sido muy duro, con cierres de bares y demás y quizás la vida no esté como para celebrarla así como así. Lo que más me jode es que para ver a mis quintos tenga que pagar, podrían pasarse por el bar de cuando en cuando.
viernes, 9 de julio de 2021
Hace mucho que no compro El País, me parece muy hueco y acomodaticio y sigue al gobierno en eso del feminismo radical y lo trans y lo LGTBI. A mí esos temas no me interesan. Sin embargo, compro los jueves el ABC. Ese día, ese periódico trae una sección que se llama Alfa y Omega. Son las dos letras primera y última del alfabeto griego. Aparecen en los cementerios porque allí está comúnmente el final de los que han nacido. Esta sección, de unas diez páginas, hablan de religión, pero no es eso lo que me importa, sino el optimismo que rebosan todas las noticias que se dan. Hablan monjas misioneras en África, hablan obispos, habla gente de la calle, salen vidas de santos pero lo que tienen en común todos los que hablan o escriben su experiencia o pensamiento es que lo hacen en positivo y yo me cargo de esa energía cuando los leo y me pongo contento. No hay en ningún periódico de tirada nacional una cosa como esta. Quizás La Razón lo tenga pero no lo sé. El País algunas veces, tiene noticias esperanzadoras de economía, por ser este un periódico de tintes materialistas y ateos pero nada comparado con los testimonios de Alfa y Omega. Por eso lo leo.
jueves, 8 de julio de 2021
Este era un señor de los de carrera de Humanidades, de los de trabajo precario, que igual comía un filete el jueves que lentejas el sábado y algún entrecot de añadidura en casa de su madre. Tenía un perro chiquinín y una bicicleta de las del Carrefour para andar por la ciudad. A este hombre, que dicen algunos que se llamaba Tonete o Tuñuelo o Toñino y que vivía en un rincón de una Comunidad autonómica de cuyo nombre no hay por qué acordarse dio por leer lo de las redes sociales, los periódicos digitales, los telediarios matutinos y nocturnos y todos esos programas en que sale la realidad en carne viva. Se aficionó a películas de las de ahora, con más muertos que en la guerra, con asesinatos más crueles que matar un niño, pistolas, metralletas, fusiles... Total, que se volvió loco y quiso resucitar la andante caballería. Se montó en su bicicleta y atravesó su Comunidad autónoma en diez días y llegó a la corte, donde pidió que le armaran caballero y lo hizo uno de un bar echándole un jarro de agua por la cabeza a manera de bautizo. Entonces, se encontró con una bella dama a la que habían ultrajado unos jóvenes y los embistió con un palo y ellos le dieron tal paliza que lo dejaron por muerto. Pero se recuperó en un hospital atendido por una bella enfermera a la que llamó Chulana Chamberinera y la amó perdidamente. Se me está haciendo muy largo así que en la segunda parte ya veré qué hacer con Tontuelo.
Parece que el lunes 12 nos vamos al pueblo. Voy a llevar lectura de sobra para estar entretenido. No pisaré mucho los bares porque allí no encontraré lo que me gusta a excepción de torreznos. El invierno ha sido malo en mi pueblo y eso se dejará notar y a lo mejor los ánimos no están como para gastar bromas. Hay que ir con cuidado, con mucha diplomacia y no pisar callos. Solo voy al pueblo en verano y es un choque con la gente que me saluda pero noto sus reticencias conmigo. Dicen que un pueblo pequeño es un gran infierno y el que lo dijo no iba falto de razón. Iré a lo mío: a estar entretenido con la radio, mis lecturas y mi escritura. Espero que mi hermana no me robe lo que yo escriba, como ha pasado en dos ocasiones. La verdad, hay gente en el pueblo que goza de una admiración grande y otra, como yo, que parecemos más un pegote que otra cosa. Como tengo que venir a Majadahonda varias veces a ciertos trámites, a lo mejor se me pasa hasta bien los días en ese ambiente rural. Mis padres pueden dar problemas y otros de la familia también pero ya veremos en qué para la cosa. Desde el pequeño patio de mi habitación se ven las estrellas por las noches.
miércoles, 7 de julio de 2021
Dice un señor en Facebook: se prohíben todo tipo de festejos en España y no se prohíbe lo del LGTBI, ese rollo que debe llenar Madrid de gente semanas y semanas. Y es que da que pensar que España está llena de homosexuales o algo así. Y si nos ponemos a echar unas cuentas por lo alto, ¿no serán los homosexuales un 4 o 5 % de la población española? Pues la gente los apoya como si fueran unos apestados a los que van pegando ostias todos los días. Yo tuve 3 "amigos" homosexuales: uno trabajaba en un ayuntamiento madrileño. Tenía tal tirón en el pub donde coincidíamos, que todo el mundo quería ser amigo suyo menos yo porque yo sabía más latín que él y me tenía envidia. Otro conocí que ya era profesor de plaza y trabajaba en la RAE. Ganaba un pastón. Le costó darse cuenta de que yo era heterosexual hasta que le dije que le iba a pegar una ostia porque me llamó "interino de mierda". El otro homosexual que conocí era amigo de mi novia en aquel entonces. Quedé una vez con él y vino en Mercedes deportivo, hizo miles de preguntas y de él yo no supe nada. Decía que en Noruega o Finlandia, todo era gratis, subvencionado. Era azafato y ganaba un pastón. Conozco también al peluquero de mi pueblo: se ha recorrido todos los pueblos árabes cuando se podía recorrerlos. Un día me dijo que quería aprender inglés. Le dije que 20 pavos la hora. Dijo que no. Al día siguiente, todo el pueblo sabía que yo cobraba 20 pavos la clase de inglés. Los homosexuales, yo creo son unos irredentos cotillitas. Eso lo he comprobado. Son bastante pegajosos y envidiosos pero en la vida les va bien, vaya si les va bien. Trabajan un montón y ganan mucho dinero por la experiencia que tengo. Y no les dan de ostias por la calle.
Hoy me ha pasado que he entrado en un restaurante en cuyo menú había el plato de paella valenciana. La paella valenciana lleva conejo y pollo y gambas y judías verdes y garrafones, que son una judías blancas que ellos las llaman así. Pido plato único de esta "paella valenciana" y no me dan más que arroz con unos insignificantes trocitos de carne. Cuando ha venido la camarera le he dicho que le diga al cocinero que qué paella era esa y ya he estado de mala leche toda la tarde. Me he ido de paseo y he pensado cosas relativas a la seguridad de mi casa en verano, a la estupidez de parte de mi familia, etc. Pero también he pensado en política por culpa de haber visto a Federico Jiménez Losantos que lo pone todo fatal. Y es por esa ley de Seguridad Nacional del ínclito Sánchez. Dice Federico que esa ley es inédita en nuestra democracia y si a Sánchez le da por decir que estamos en una emergencia nacional, él tiene toto el poder de gobierno y el ínclito Redondo, el valido, tiene el poder sobre todos los medios de comunicación. Bueno. Pues por algo habrán hecho esa ley estos señores. Sánchez y el conductor de autobús allende los mares creo que tienen mucho en común.
Yo antes, mucho antes, leía "El Jueves" pero hace mucho tiempo también que dejé de leer "El Jueves". A los de "El Jueves" a lo mejor les hacía bien pasar unos cientos de días en un zulo. A ver si luego, se reían. Cada vez que me informo de la política de España, me espeluzno; o sea, se me ponen los pelos de punta. Hoy oigo cosas de política en uno y otro bando, "es radio" y "Público" y tomo nota. Quizás ya tengamos al acecho a nuestro conductor de autobús particular. Pero bueno, pensemos en la torpeza con que ejecutan sus actos estos saltimbanquis y dejemos que corra el tiempo. La ruina ya está en España instalada. Hace falta hacer palanca y estos no saben ni quieren. Solo les gusta el dinero público, que a saber de quién será. Esta película de unos y de otros es para tontos de todos los públicos y muchos ya han hecho tanto el tonto que se han tenido que largar con viento fresco. La muerte de ese chico es culpa de Ayuso, está clarísimo y diciéndolo mil veces a lo mejor es verdad. Y suma y sigue con esto del homofobismo, LGTBI fobismo y tonto fobismo. Cuando yo iba a la escuela, el profesor nos explicaba que a las chicas les gustaban los chicos y viceversa. Y los homosexuales estaban todo el día rodeados de chicas guapas charlando. Pero a estos no les gustan ni los chicos ni las chicas. A estos lo que les encanta es el dinerito, el dinerito, el dinerito. El comunismo comía más caviar que toda la zarinesca entera. Y les molaban las dachas. No, si tontos no eran. Su copita, su coñito y su dachaza. Y dale que se acaba. Y soy ateo. Y soy comunista. Y soy morado o me pongo morado.
sábado, 3 de julio de 2021
De aquí se ha ido hasta el gato. Un día como hoy o estás en la playa o no estás en ningún sitio. Es más fácil encontrarte a tu primo en Benicasim que en Madrid. Bueno, saldremos adelante como otro año más. Aquí ves a los sudamericanos y a los marroquíes, sin ofender ni a unos ni a otros, que pasean con sus hijos por parques infantiles desolados, solitarios, derrengados por la despoblación. Los autobuses vienen casi solos, las aceras guardan al ciudadano desgraciado que, por unas causas o por otras no puede pisar un paseo marítimo en condiciones. Las gentes se aburren en sus casas o ven esa serie que lo está petando: "Tierra amarga" que va de un tía que se casa con otro tío para salvar a su enamorado: un dramón en toda regla con el que sufrir lo solo que estás estos días y los que vienen de agosto. A algo hay que engancharse: puede que también la cocaína venga bien pero no tienes a quién vacilar. La pena acude a tu corazón sin playa pero no te derrumbes, quizás al año que viene consigas montarte en un talgo y marcharte al reino de las toallas. Ojalá.
España, tras derrotar a Suiza en los penaltis, le ha tocado Italia en las semifinales. Gran rival. A ver si supera esta, digamos enfermedad que es Italia. Me gustaría imitar a Ray Loriga en su forma de narrar aunque la verdad lo que hace no es narrar nada para sacar de una chistera mágica, vamos a llamarla chistera literaria, un montón de metáforas a cada cual más original y llenar el capítulo de frases. El timón de la historia pasa por camisetas en las que hay estampadas muchas calaveras que dan miedo, varias cimitarras o alfanjes intimidatorias. Sobre todo pasa el timón de la historia por un barrio yonkarra y avieso para los forasteros. Los chicos que se crían en un barrio de las inmediaciones de Madrid primero rompen los retrovisores de los coches y luego, más mayorcitos, los roban (los coches). Van al calabozo y empiezan una historia de porros o de algo más fuerte para olvidar lo fuerte que es su vida. No acaban nunca el colegio porque en séptimo ya han pegado a uno o dos profesores y en sus camisetas negras no falta la calavera ni la cimitarra o el alfanje. Y eso es todo. Eso es un chico de barrio. Alguien del que se puede prescindir aunque suene fatal decir esto hoy en día. Bueno, a lo mejor estos chicos de barrio sepan hacer algo que no esté contra la ley, solo hay que intentar que sepan lo que es la ley.
He puesto la película de antena 3. No me ha gustado. Es de un secuestro. A mí me gustan sentimentales y que acaben bien. He ido a ver a mis padres. Estaban recostados los dos en el sofá esperando nada, que pasara el tiempo solamente y el calor. Luego, mi padre se dará un paseo. Hoy hace calor pero recuerdo el año pasado mucho más caluroso. A las 6 me piraré de paseo. Paco ha ido en bus a la asociación. Luego le llamo y a ver si venimos andando los dos. El estilo de Ray Loriga es muy imaginativo, no lo sabría yo imitar. No cuenta una historia como tal sino una serie de sensaciones sobre el rock and roll y la mala suerte en la vida. Ray Bradbury sí cuenta una historia temporalmente sucesiva sobre los marcianos y los terráqueos que visitan Marte. La otra novela, "Un amor" es la más clásica pues cuenta la historia de una mujer que necesita ayuda. Yo no sé qué estilo seguir, qué coño contar que por las tardes cada vez me resulta más difícil seguir con mis historias. Por lo menos, falta menos para las 6 y largarme con viento fresco pase calor o no. De camino, hay sombras que aprovecharé y corre el aire de modo que quizás no pase tanto calor. Lo que no puedo hacer es quedarme en casa porque la casa se me cae encima. No aguanto más en casa.
Para mí hoy es sábado como podría ser lunes. No abrazo el contorno de la semana o si lo abrazo es a cada día por igual. No hay nada que me haga indicar que hoy es sábado. Me despierto tarde y me pongo a leer. Quizás la lectura haga que me evada de la serie de días que van por orden. Sé que hoy hay un película en antena 3 y que hoy se reúne la asociación. No sé nada más. No tengo fiestas, amigos con los que quedar que den un sentido al día. Cualquier día no sabré en qué día estoy. Podría escribir una pequeña historia con esto de la poca significación que tienen los días para una persona que no tiene horarios de trabajo ni de nada. Estos días me he sentado a escribir de lunes a viernes pero solo media hora, no me da para más la escritura. He decidido no escribir más hasta que lea una serie de novelas que me guíen en esto de la escritura. Es penoso esto de que llegue el viernes por la tarde y no tenga que celebrar que se acabe la semana de trabajo, como hacía antes. Es penoso que los días son tan porosos que el lunes se amontone con el martes y así hasta el fin de semana que no hago nada especial y parece un día más. Bueno, por lo menos están las mañanas de lectura.
Al fin he conseguido rescatar, del fondo de un montón de carpetas y papeles, unos temas de la oposición que espero que me mantengan entretenido un tiempo y a lo mejor, aprendo algo sobre textos narrativos, descriptivos, etc. Son una pila de temas de literatura y de lingüística. No está de más volver a lo andado. A lo mejor ahora, sin la presión del examen de oposición, con tranquilidad, aprendo algunas cosas útiles. Sé que tengo resúmenes de unos 40 temas por ahí, ya los iré mirando por si me llaman la atención y paso ratos buenos leyéndolos o estudiándolos. Ojalá haya algún tema sobre el arte conversatorio, esos temas que se llaman de Pragmática. Hay una araña recorriendo la mesa del ordenador y no la quiero matar. Las tardes serán entretenidas o no serán aunque por la tarde la casa se me cae encima y sueño con salir de ella a pasear o a dar una vuelta en coche. Llevo toda la mañana leyendo novelas y ya me he cansado. Quedaremos Paco y yo para ir por las piernas de cordero que encargó Paco. La vida es como un saco vacío que no se tiene de pie.
Ayer por la tarde Paco y yo hicimos una excursión: nos dirigimos a la biblioteca de Las Matas. En la biblioteca de Las Rozas no se pueden sacar libros pero con el carnet de la biblioteca de Las Rozas se puede sacar libros de la Biblioteca de Las Matas. De esta biblioteca saqué dos libros de Ray Bradbury y uno de Luis Mateo Díez. Y tengo dos libros sacados de las novedades de la biblioteca de Majadahonda: "Héroes" de Ray Loriga y "Un amor" de Sara Mesa: un total de cinco libros entre pasables y buenos que leo esta mañana de sábado. Llevo unos días que me da igual que sea lunes que sea sábado que sea miércoles: los días se me juntan en una idiotez temporal y no disfruto de nada especial en mi vida, si no fuera los libros y alguna actividad como trasladarme con el coche a algún pueblo cercano. Quiero estudiar algo pero solo me sale leer; no sé si leer es una forma de estudiar algo, pero preferiría tener algo que estudiar, quizás para escribir una novela documentada y seria en la que haya también un poco de humor y un poco de espectacularidad. Tengo unos temas de oposición por ahí guardados y podría mirarlos para quitarme el gusanillo este del estudio. He sabido estos días que a Ray Loriga, el escritor de "Héroes" le han sacado un tumor del cerebro. Eso sí que es literario y de héroe. Mientras los días pasan
jueves, 1 de julio de 2021
Quería pasar la tarde durmiendo y no tenía sueño, así que me he metido un dormodor y un tranxilium. He estado en una situación de grogui desde las 2 a las 4 de la tarde, pero no he dormido. He estado imaginando un recorrido con el coche que pasara por pueblos tranquilos con biblioteca. El escorial, Las Matas, Torrelodones serían la distracción de la tarde. Iría a sus bibliotecas y cogería libros de ciencia ficción o libros como "Héroes" de Ray Loriga. Tengo un carnet que pone: bibliotecas de Madrid. Se supone que me dejarán llevar libros que son mi salvación para las horas muertas que pare este verano para mí. Leer libros este verano es como asistir a un parto en el que criaturas vivientes nacerían delante de mis ojos y tendría el tiempo tasado para darlos vida.
Diré a Paco si me lleva a cualquiera de estos sitios deseando encontrar joyas literarias que yo pudiera leer por la mañana antes de hacer la comida. Ojalá los encuentre esos libros, mis compañeros.
Si me hubieran preguntado, yo habría dicho que quería ser escritor. Pero nadie me preguntó. No bebo ni fumo porros, las mañanas se agolpan en mi pecho como pegajosos caramelos de fresa. Hay una vecina a la que no le gusta que haya cortinas en el comedor y hay un perro carnicero que se podría comer a esa vecina. Los espaguetis están en el agua cociendo mientras mi imaginación corta rebanadas de vida insulsa, que no se pueden comer. Las ratas se dieron un festín en el sótano, con los cadáveres de las estrellas de rock que salían en la tele hace mucho tiempo y ahora, no salen. El sida se adelanta a la muerte y afecta a gente indecente o no, eso no se sabe a ciencia cierta. La vida me recorre muy lentamente la frente y me la hace trizas y dudas, unas y otras todas malas de vivir.
El pueblo en el que yo nací no tiene más interés que una bandeja de torreznos y una gaita que toca al sol. Pero ni eso. Mi pueblo no tiene interés de nada. Mi pueblo es como un caparazón vacío de sentimientos.
Ya me he leído el segundo libro que saqué de la biblioteca. Se titula "Juventud americana" y es la historia de un chico que ingresa en una banda hitleriana de instituto en USA. Al final, todo sale mal, el chico es detenido por golpear con una piedra al jefe de la banda. Lectura fácil para el verano. He ido por dos libros más. Uno, de Ray Loriga, que tiene una gran imaginación y el otro se titula "Un amor", que va de una chica que llega a un pueblo pequeño. A ver qué pasa. Las mañanas de lectura son buenas, mato muchas horas. Entretanto que leía, he hecho los preparativos de unos espaguetis a la putanesca: he picado ajo y lo he echado a la sartén, he echado también a la sartén una lata de anchoas, he abierto un bote de alcaparras, otro de tomate entero pelado y otro de aceitunas negras. Se va echando todo y por último, lo espaguetis cocidos al dente. Eso es todo. Mi hermano ha ido a encargar dos piernas de cordero para el sábado a un restaurante de Majadahonda. Yo me he aburrido y entretenido a partes iguales, haciendo la comida y leyendo. El verano ya no es lo que era. Ni mucho menos.