Vengo de darme el paseo a Las Rozas. He estado en la Plaza de España de esa localidad. Tiene bancos y templete y escaleras que van a los bares que se ubican en los soportales de la plaza. Sentado en un banco en un extremo, he mandado un wasap a un amigo que vive a un minuto de esa plaza. No ha querido venir. Me he tomado una coca cola y me he incorporado del banco para regresar a Majadahonda. Apenas he sentido el camino de vuelta, las piernas ni el corazón. Hacía aire frío. He pasado por una churrería ambulante donde estaban haciendo masas. El camino estaba solitario, ahíto de acera. He visto en un árbol una colonia de cotorras, que a mi vista, han salido todas volando emitiendo su grito. Luego, he llegado a casa, he escrito esto que leéis y ahora pasaré la tarde noche en casa oyendo la canción de Sabina que dice: "hizo un gesto con su mano y en el espacio me encontré", que es de una canción llamada "Mi amigo Satán", muy recomendable. La vida pasa como un caramelo en manos de un niño, como los ríos, constantemente, como los camellos del desierto, como un bobo por la ciudad, como el alegre viento de la primavera. Y no es poco que pase, porque cuando no pasa, es que estamos amortajados.
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