En "El malestar de la cultura", título de un libro escrito por Freud, ese que descubrió el inconsciente y el poder que tiene este en los seres humanos, además de tratar las enfermedades mentales de forma racional por primera vez; en ese libro, digo, Freud analiza el mandamiento de los mandamientos: "amarás a tu prójimo como a ti mismo". Freud dice que hacer eso es imposible. A veces no nos amamos ni a nosotros mismos. Jesús también dejó dicho que amáramos a nuestros enemigos. De ahí el éxito del cristianismo, que ha durado 2020 años entre nosotros porque hubo mártires que perdonaron a sus verdugos en todos los tiempos que ha durado esta religión. Amar a los enemigos: muy difícil, pero no imposible, según se ha demostrado. Marx dijo que no existía Dios y Nietzsche lo negó también. Este era un hombre que iba por Madrid, donde los pájaros acuden al psiquiatra y la vida es un metro a punto de partir y se coló en el alma de la gente como una lagartija se cuela por un recóndito resquicio de las piedras. Y este hombre lloró de amargura al ver cuánto penan las gentes, cuánto lloran por dentro sin lágrimas y cuánta locura esconde las almas torcidas de Dios.
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