Estoy algo nervioso por esto de ir al pueblo quizás por lo del coronavirus, pensando cómo nos van a recibir los vecinos de allí. Yo creo que en el pueblo hay gente bastante bruta que puede exteriorizar su brutalidad con los que vienen de fuera.
El año pasado, como yo estaba bastante excitado de mis nervios, los que hablaban conmigo a la hora del café, terminaron por no hablar conmigo. En el pueblo me echaba unas siestas tremendas y me levantaba tarde, con lo que mi insomnio y las pesadillas se fueron, pero yo seguía con mi manía contra mi hermana y mi cuñado que no se me quitaba. Estos días de confinamiento, he olvidado agravios pasados y me he centrado en mí mismo.
En el pueblo quiero charlar con la mujer de mi primo que, durante el ingreso de mi hermano y el confinamiento, fue un alivio poder hablar por teléfono con ella, ya que con ningún miembro de mi familia me podía consolar, excepto con mis padres. Todos pasaron de lo que nos ocurrió a mi hermano y a mí el día 31 de diciembre.
Bueno. Espero que un cambio de aires me venga bien y espero estar yo más sereno con respecto a mi hermana y mi cuñado y no tener que hacer nada que no me guste.
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