viernes, 31 de julio de 2020

Por fin se acaba julio. Se me está haciendo larguísimo el verano este. Espero que agosto se dé más prisa en acabarse. El otro día en mi pueblo, me fui de la misa antes de tiempo (cuando estaban dando la comunión). Mi padre me dice que me ido de misa y yo creo que no me pudo ver pues estaba en la otra punta. Le pregunto quién le ha dicho que me fui y no me lo dice. Si me lo dice, hay dos chivatos: mi padre y el señor que me vio largarse, así que veo bien lo que hizo mi padre, no  veo bien el que se chivó que yo me fui.
¿A quién le importa que uno se vaya antes de acabar un oficio religioso? Al llegar a casa me tocó freír croquetas y filetes con todo el calor de las dos de la tarde. Me caían unos chorretones de sudor que no veas. 
El día antes de venirnos a la ciudad, Paco y yo estuvimos en un pueblo sentados en una terraza e increíblemente, corría una brisa buena. Nos quedamos un tiempo allí y yo fui feliz, viendo cómo pasaban coches y gentes por la carretera y las calles de ese pueblo.
Tempus fugit, in Arcadia ego et pax est miraculum caelis.

jueves, 30 de julio de 2020

Leo en un periódico que se me olvidó de unas semanas a Javier Marías. Y Javier Marías habla de los ERTES y de este gobierno "progresista" (así, con comillas) y social. Dice Marías que en cierto momento, la ministra de trabajo, de Podemos, dijo que se había pagado el "98% de los ERTES" siendo esto mentira. Yolanda Díaz esta haciendo de parapeto al gobierno pero con datos falsos.
Me encuentro en Majadahonda con un paisano de Segovia que está trabajando para la Comunidad de Madrid y antes estaba de mantenimiento de piscinas y ahora le han puesto de agente de seguridad en un INEM o SEPU, que no sé bien cómo se dice ahora lo del paro. Dice que tiene que presenciar muchos casos muy luctuosos porque la gente no cobra los ERTES del demonio.
Y, la verdad que decimos todos es que el Estado no tiene ni un duro así que da igual que haya un gobierno de "ultraderecha" que uno "progresista". A ver si viene el dinero europeo.
Y a ver si no hay movidas este otoño a cuenta de los ERTES.

martes, 21 de julio de 2020

Me explicaron los profesores de antaño que la poesía tiene tres temas fundamentales, que son: el amor, la muerte y el paso del tiempo. Quién no ha leído alguna novela en que un enamorado hace versos a su amada, quién no ha escrito algún verso en una tarde tonta y le ha salido algo así como flores, estrellas y luna, que son los elementos que definen al simbolismo del amor.
La muerte, por otro lado, nos asombra. Es un misterio al que nos enfrentamos todos. Quizás no nos enamoremos nunca pero sí tenemos la conciencia bien clara de que vamos al hoyo un mal día.
El paso del tiempo también nos asombra. ¿Cómo puede ser que tengamos tantos años al cabo de un tiempo? Pues eso.
Ahora, yo diría que los poetas modernos escriben versos de otros temas más variados aunque se pueden resumir en estos tres temas principales casi siempre.
Yo, cuando escribo versos, lo que me sale es las aceras, los coches, los colegios y yo paseando entre ellos.
La ciudad es un buen tema para escribir de él. La ciudad tiene esquinas, calles amplias y pequeñas, sitios que nos recuerdan quién somos, aceras por donde pasan gentes y gentes...Pero todo da a lo mismo: paso del tiempo, la guadaña y el amor.
Yo noto que este verano no es como los anteriores. Hace menos calor. No sé si es una apreciación personal, pero yo recuerdo el cielo de las noches de julio de color amarillo sin una gota de viento, soportando temperaturas de 20 y pico grados. He estado en el pueblo y luego aquí, en Majadahonda y una ligera brisa se levanta por la noche del séptimo mes y deja dormir.
Yo tengo una hipótesis o teoría que me hace creer que estos dos meses de confinamiento, sin que se movieran muchos aviones ni que los coches anduvieran de acá para allá ha hecho que el CO2 de la atmósfera se relajara y así, el cielo no se ha recalentado demasiado.
Por otro lado, nos han visitado borrascas y nubes que han hecho que el sol se encubriera, cosa que el año pasado no ha sucedido.
Voy a escribir una historia de unas 30 páginas relatando la sociedad actual y su relación con la naturaleza. Resulta que he encontrado un libro de historia universal en el pueblo que explica la evolución del mundo en estos dos siglos (XIX y XX) de una manera muy clara y me ha llamado la atención eso: la relación de unos hombres con otros (proletariado y burguesía, colonos y colonizados, hombres y mujeres) y luego, dando vueltas a la cabeza me he dado cuenta de que somos muchos y muy caprichosos y eso no hay Tierra que lo aguante.

sábado, 11 de julio de 2020

Como me aburría de verdad en este interregno caluroso que se impone en el día y dura de 3 a 6 de la tarde, he estado oyendo Radio 3. A mí, esta cadena musical no me suele defraudar. He estado oyendo canciones y una entrevista a una mujer homosexual que antes era heterosexual y estudió y acabó la carrera de medicina.
Al final, se metió cantante. Su música y su voz son muy bonitas y su inglés muy rápido. Ella es australiana.
Sufrió un ataque de ansiedad o pánico en el baño de un avión y esa experiencia la convirtió en canción. Es curioso. Otras canciones están dedicadas a su abuela o a otras circunstancias nuevas de su vida.
Yo espero a las 6 a que caiga la calor e irme a Las Rozas como dictan los cánones. Ayer estaba yo muy cansado y con mucho sueño todo el día. Hoy estoy más activo y mejor.
Tengo mal rollo de ir al pueblo y no sé por qué porque es lo mismo del año pasado solo con la particularidad del coronavirus, pero eso qué más da. Espero pasarlo bien charlando con los vecinos y punto.
Son las 15: 00 de este sábado de julio, día ya 11. No puedo echarme la siesta. La verdad es que me he levantado esta mañana a las 12:00 horas. Así es mejor: fumo mucho menos y no ando por casa como un fantasma. A las 14:00 horas Paco y yo hemos comido sendos bocadillos de tortilla con jamón. Son estas horas, de 15 a 18:00 horas muy aburridas en verano, pues ni sé dónde ir por el calor, ni qué hacer por la desidia.
Entonces me ha dado por escribir este fragmento de circunstancia vital vivida todos los días del verano.
He leído El País de ayer pero no me han gustado las noticias, casi todas referentes a Europa y su fondo contra la crisis. Un analista dice en ese periódico que estos fondos están dirigidos por Alemania y eso es bueno. En los años 90, España ya tuvo sus fondos europeos y se avanzó mucho en infraestructuras y todo eso.
Leo El País porque un taxista educado amigo mío me ha dicho que es uno de los mejores periódicos no solo de España sino de Europa y que hay en él firmas independientes.
Tendría que escribir algo de mi novela pero no tengo muchas ganas. Esta semana he andado muy renuente con el tema de la novela. Me voy al pueblo mañana, así que continuaré al venir.

Estoy algo nervioso por esto de ir al pueblo quizás por lo del coronavirus, pensando cómo nos van a recibir los vecinos de allí. Yo creo que en el pueblo hay gente bastante bruta que puede exteriorizar su brutalidad con los que vienen de fuera.
El año pasado, como yo estaba bastante excitado de mis nervios, los que hablaban conmigo a la hora del café, terminaron por no hablar conmigo. En el pueblo me echaba unas siestas tremendas y me levantaba tarde, con lo que mi insomnio y las pesadillas se fueron, pero yo seguía con mi manía contra mi hermana y mi cuñado que no se me quitaba. Estos días de confinamiento, he olvidado agravios pasados y me he centrado en mí mismo.
En el pueblo quiero charlar con la mujer de mi primo que, durante el ingreso de mi hermano y el confinamiento, fue un alivio poder hablar por teléfono con ella, ya que con ningún miembro de mi familia me podía consolar, excepto con mis padres. Todos pasaron de lo que nos ocurrió a mi hermano y a mí el día 31 de diciembre.
Bueno. Espero que un cambio de aires me venga bien y espero estar yo más sereno con respecto a mi hermana y mi cuñado y no tener que hacer nada que no me guste.

Vengo de comprar pan de ese bar adonde el año pasado acudía a las 6 de la madrugada muchos días después de haber pasado la noche prácticamente en vela. Es el bar de las paradas de autobús. Hay tres paradas de autobús, por eso abre tan pronto. Me veo a mí mismo, tumbado en la cama, despierto, después de haber mirado el ordenador, después de haber oído la radio, después de haber jugado  al ajedrez en el móvil, deseando que se hicieran las 6 para ir a ese bar. Mi cabeza bullía como una olla a presión. Estaba todo el día agitado, tenía unas ojeras que traslucían mi excitación mental. Y me fui a Soria, donde me dio una fase maniaca y mi hermano lo pasó mal y por ello, y quizás por esto del coronavirus, este año no veré el mar ni veré cosas nuevas. No era consciente de mi estado de excitación, de los horarios raros que llevaba, de mis noches de pesadilla que me hacía pasarlas en vela. Llevaba camino del psiquiátrico si sigo así. Me subieron la dosis de un neuroléptico en navidades y todo fue ya mejor para mí. El que tuvo que ingresar fue mi hermano, que también llevó una vida un tanto desordenada. Mi hermano ingresa y yo no: ¿por qué será? He estado en ese bar y he mirado alrededor: gente tranquila; un hombre leyendo el periódico, una señora con su hija. No el ambiente extraño de las 6 de la madrugada.

jueves, 9 de julio de 2020

Este año, el verano no ha sido un puto anticiclón que se ha instalado encima de la península ibérica, si no que ha habido nubarrones, pequeñas borrascas y aires fríos que entraban por no sé dónde. Esta circunstancia ha permitido que Paco y yo nos fuéramos al pueblo de al lado andando y volvamos de la misma manera protegidos por un cielo cubierto que anulaba la ferocidad del sol.
Aún así, nada ha impedido que se extienda la mala ostia entre la gente como pasa todos los veranos. El otro día voy yo a ver a los de la asociación y todos están puestos a la sombra, dejando el puesto de sol para el que llegara el último. A los cinco minutos me piré, deseando lo peor para esos acaparadores de sombra.
Y así todo: será el roce o que ya no nos aguantamos o el efecto del calor o que nos quedamos todos en la ciudad y la envidia nos corroe por el que está en la playa. No sé qué será, pero todo el mundo está de mala ostia contra el otro medio por estas fechas. No falla ningún año.
Me consta que esta granizando por Segovia y a mí me gustaría que cayera un piedra de un kilo sobre la cabeza de alguno que yo me sé.

martes, 7 de julio de 2020

Esta noche pasada me costó conciliar el sueño por el calor. Me levantaba, bebía agua y luego fumaba antes de acostarme, pero las sábanas estaban ardiendo. Eché agua con un spray por mi cuerpo. Pero nada. Me dormí a eso de las 3 de la madrugada.
Aquí no hay playa. Si hubiera, por la noche vendría la brisa marina que ayuda a dormir.
A ver si nos vamos al pueblo y allí quizás se duerma mejor.
No seguiré con los comentarios de poetas hasta la vuelta de vacaciones.
Intentaré seguir con la novela ahora, después de escribir esto, a ver si se me ocurre algo.
Estoy leyendo "El alquimista", de Paulo Coelho. A ver qué tal.
Voy a quedar el sábado con Carmina, a ver qué me cuenta.
Hace calor. Voy a tomar un café frío y me voy a tumbar después de escribir la novela. Después, iré a Las Rozas con mi hermano.
Los veranos son molestos.
Quizás sean alegres por otro lado, pero muy molestos.

domingo, 5 de julio de 2020

Hace más o menos 30 días pronostiqué que el verano estaba a la vuelta de la esquina. Y que se nos iban a pasar como el agua esos 30 días que faltaban.
Bien. Ya estamos a 5 de julio. Ya han pasado 25 días de verano. La jarana de Pamplona no va a tener cabida en el año del virus. La policía intervendrá supongo contra los acérrimos del calimocho.
Resulta que nos íbamos esta semana que viene al pueblo y no es así. Mi linda hermana llama a mi padre y le teledirige como teledirige a mi cuñado y como quiere teledirigir a todo el mundo.
El caso es que nos iremos la semana del 13 lunes en adelante.

Mi padre, a lo mejor, está deseando irse pero obedece a su hija predilecta.
Y aquí Paco y yo que no nos enteramos de nada.

Al que manda, o lo hace bien o todo es mierda para él.
Hoy domingo salgo a la calle a comprar pan y de comer y veo a muy poca gente. Luego hablan de la crisis. Todos se largan. Bueno, yo también me largo a un destino modesto, al pueblo, pero me largo. La cuestión es gastar las pocas perras que tenemos y venir en septiembre silbando.
En el pueblo espero encontrarme a mi prima que fue de gran ayuda cuando el ingreso de mi hermano y luego, el confinamiento. La estuve llamando y me dio ánimos en los dos casos.
La familia pasó un poco (o un mucho) de nosotros, de mi hermano y de mí, durante el ingreso. En el confinamiento nos llamábamos y ya está.
Voy a llevar lectura para el pueblo. Voy a ver si me leo "El alquimista" de Coelo que me han dicho que está muy bien. Voy a llevarme un cuaderno pequeño a ver si no me lo roba la estúpida de mi hermana.
Y ya está. No pienso aguantar tontos en el pueblo y me voy a callar más que hablar.

sábado, 4 de julio de 2020

Están en el pueblo desde hace un par de semanas mi hermana y mi cuñado. Por no verlos, daría mucho dinero, pero los tengo que ver a esos dos indeseables. Yo no voy a abrir la boca en presencia de ellos porque me dan asco, asco absoluto, asco supino.
Después de las zorradas que nos han hecho a mi hermano y a mí no puedo dejar de pensar en ellos como dos personas que provocan el vómito y el sarpullido más atroz.
Mi hermana se las da y se las apaña para crear el caos por donde quiera que vaya. Mi cuñado tampoco se queda manco.
Son los dos unos tontos instruidos; o sea, tontos perdidos y malos además.
Ojalá fueran transparentes para no tenerlos que ver: esa sonrisilla hipócrita, esa colección de gestos asquerosos y mentirosos que solo ellos saben hacer. Qué asco de personas.

viernes, 3 de julio de 2020

El poeta que sigue es José Luis Hidalgo que nació en Santander y murió en 1947, víctima de una neumonía. También fue pintor. Su obra más sobresaliente fue "Los muertos" en que habla de la salvación eterna y la duda existencial. Se parece al poeta anterior.

                                            ESPERA SIEMPRE

La muerte espera siempre, entre los años,
como un árbol secreto que ensombrece,
de pronto, la blancura de un sendero,
y vamos caminando y nos sorprende.

Entonces, en la orilla de su sombra,
un temblor misterioso nos detiene:
miramos a lo alto, y nuestros ojos
brillan, como la luna, extrañamente.

Y, como la luna, entramos en la noche,
sin saber dónde vamos, y la muerte
va creciendo en nosotros, sin remedio,
con un dulce terror de fría nieve.

La carne se deshace en la tristeza
de la tierra sin luz que la sostiene.
Sólo quedan los ojos que preguntan
en la noche total, y nunca mueren.

Con palabras sencillas, el poeta habla de la muerte como si fuera una sombra que nos sorprende en un camino. Luego, miramos a lo alto y nuestros ojos brillan como la luna. Luego, compara a la muerte con la noche y que la muerte crece como la nieve.
Luego, en el segundo terceto, habla de unos ojos que nunca mueren.

No me ha gustado mucho este poema quizás por su imprecisión y su falta de fuerza expresiva. El verso que más me ha gustado es: "la muerte va creciendo con un dulce terror de fría nieve".
Parece el poema una dulce expresión de una agonía tranquila.



miércoles, 1 de julio de 2020

Llevo desde la cuarentena planteándome dejar de fumar. Pero no dejo de fumar. Es cuestión, dicen, de fuerza de voluntad que no tengo. Dos días me he levantado y no he fumado hasta por la tarde o me he tirado todo el día sin fumar, pero no he conseguido dejar de fumar.
Fumar mata: siga vivo para sus seres queridos, provoca cáncer, daña los pulmones, etc., etc.
Muere mucha gente por haber fumado mucho.
Yo quiero dejar de fumar.
Un amigo me dio el teléfono de la Asociación contra el cáncer para dejar de fumar. He llamado, pero todo ha sido un lío hasta ahora.
Fumar es el único vicio que tengo.
Para dejar de fumar, solo vale una cosa: dejar de fumar.
Me voy a comer un helado.
En el cielo hay mucho humo de coches.
El siguiente poema que voy a comentar es de Vicente Gaos, que nació en Valencia en el seno de una familia republicana e intelectual. Es hermano de Alejandro, José y Lola Gaos, poeta, filósofo y actriz respectivamente. Recibió el Premio Nacional de Literatura póstumamente. Es importante su labor de edición de "El Quijote".
El poema que voy a comentar es sobre Dios y la eternidad, muy unamuniano, muy existencial. En una primera lectura me ha gustado mucho.

Oh, sálvame, Señor, dame la muerte,
no me amenaces más con otra vida;
dame la muerte y cura así esta herida
de mi vida mortal. Haz, Dios, de suerte

que pueda retornar al mundo inerte
al que esta ciega noche me convida.
Pon sobre mí tu mano detenida,
tu mano de piedad, tu mano fuerte

Dame la muerte, oh Dios, dame tu nada,
anégame en tu noche más sombría,
en tu noche sin luz, desestrellada.

Bastante tengo con la luz de un día.
Bastante tengo, oh muerte deseada.
En ti repose al fin, oh muerte mía.

Este soneto es todo lo contrario de "muero porque no muero" teresiano. El poeta pide la muerte, pide la nada a Dios porque está cansado de vivir (bastante tengo con la luz de un día). No sé cómo verían los censores de la época estas manifestaciones pero como la poesía era para minorías, la dejaban pasar, supongo. Esta poesía es contraria a la tradición católica que dice que después de muertos llega la vida eterna en los cielos.
Me parece muy valiente esta poesía que solo pide la destrucción del propio poeta (retornar al mundo inerte). Pide a Dios la muerte dos veces en los cuartetos y también le pide que no lo amenace con la otra vida.
Pide ir a la nada. No hay rechazo violento como con Blas de Otero sino un deseo de dejar de vivir y caer en la nada, en lo inerte.
El verso que más me ha gustado es: "en tu noche sin luz, desestrellada".




Desde alrededor del 10 de julio hasta el 20 de agosto, pasamos lo que se llama la canícula, a la que los romanos llamaban "días del perro" o "días de perros" por el inusual calor que hacía esas fechas.
Igual que la lluvia, que el viento o el frío, el calor intenso nos afecta mucho. Los cerebros se derriten dentro de la cavidad craneal y nos hacen decir y hacer cosas que no queremos.
Puede que con el calor, todo lo veamos de color negro, sin solución posible. También pasa que nos volvemos irritables y con deseo de fastidiar, aunque hay personas que fastidian todo el año.
La canícula se debe a que el sol Sirio se alinea con el Sol nuestro y así tenemos el doble de calor.
La manera de llevar este tiempo es hidratarnos mucho, beber mucha agua, estar en casa al fresco. Hay que tomárselo como si hubiera en la calle un temporal o algo peor.
Encima, en estos tiempos, el calor se ha redoblado en verano por efecto de tantos coches contaminando y ya no hay grillos ni saltamontes por el campo por los pesticidas y herbicidas que usa la agricultura extensiva.
La canícula. Hay que temerla más que a un nublado.