Todavía no ha llegado el solsticio de verano pero ya lo estamos sufriendo bien. Con temperaturas de treinta y tantos grados. ¿Ha muerto una parte de la primavera? Sí, igual que ha engordado el verano cuando empieza ya en mayo. Ya es viejo referirse al cambio climático. En el tratado de París se ha elegido apocalipsis o intervención del ser humano en el clima para que cambie a mejor.
Los seres humanos hemos de sufrir bastantes catástrofes porque no somos lógicos en nuestro actuar. Una parte muy importante de nuestro comportamiento es irracional. La educación parece pensada para que esa parte irracional de los padres no pase a los hijos pero inevitablemente, pasa. Las modas, los grandes movimientos de masas que ya hubo en siglo XX, continúan, trayendo problemas al mundo que vemos y tocamos todos los días.
El hombre piensa y después repiensa lo que ha hecho tras haber pensado: siempre hay una pincelada de destrucción en nuestros actos y pensamientos. Queremos matar al padre, al enemigo político y al sexo contrario. Toda la libertad que puede proporcionarnos el ser humano se destruye rápidamente por mecanismos absurdos que el mismo ser humano crea. Todo lo creado se ha destruido, así funciona el ser humano.
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