Después de tanta expectación, un espectáculo soporífero precisamente a la hora de la siesta. Hubiera preferido haber dormido un poco. Por lo demás, hoy he dormido mal, en un duermevela asqueroso, hace un calor de mil demonios y el mercurio no perdona, creo que mañana más y mejor. Me siento un poco ansioso, desorientado, tenso pero con la calma de la tarde creo que pasará.
Macondo es un lugar donde pasan cosas muy raras, pasa el realismo mágico de Úrsula Iguarán y de Aureliano Buendía que murió de frente al pelotón de fusilamiento mientras recordaba cómo su padre le enseñó el hielo. Yo he acabado harto de todas esas historias por muy bien que están contadas. Prefiero la actualidad de un yonqui o la pobre vulnerabilidad de un enamorado que esnifa coca para olvidar a su amor.
Bueno, yo ni esnifo coca ni vuelo en turquish airlines ni creo que pase de arriesgar más que al cruzar un paso de cebra mi vida estúpida y aburrida. Si hay algo que hacer es escribir para pasar el rato mientras me fumo unos cigarrillos así que voy a escribir y luego me largo andando a Las Rozas, cuando el sol empiece a morir.
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