La gente de la que me rodeo es del montón. Luego, esta gente puede presumir de haber ido a un lado a otro, haber estado en unas cuantas fiestas, haber pasado momentos dichosos o de jolgorio. Pero a las 7 de la mañana, para esta gente suena el despertador (o incluso antes) y el ritmo de la vida (de su vida) les hace fichar en una oficina o en otro sitio peor.
Y es que la vida no da para más porque no todo el mundo puede ser rico ya que el dinero es un bien escaso. Desearlo mucho produce frustración, tenerlo en cantidades suficientes produce satisfacción.
Vivir la vida tal como la viven la gente que me rodea y yo mismo no tiene ningún misterio. A unos, que no han leído un libro en su vida, no les gusta, por lo tanto, la literatura, y se pasan los fines de semana de juerga en juerga. Otros pasamos los días con una tranquilidad absoluta, que es lo que conviene a nuestra enfermedad y leemos para entretenernos y saber un poco más. Eso es todo, amigos.
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