Aunque sonría no soy feliz, así dice la canción. En estos días he de ajustarme a un ritmo de vida tranquilo y solitario, sin desear muchas cosas, que siempre es malo, pero sin renunciar a pasarlo lo mejor posible.
La lluvia de mayo cae recta, mayestática, mansa y feliz. Así será mi vida, como la lluvia de mayo, como la línea recta de una carretera que ve pasar viajeros y viajeros por delante de ella pero ella no va a ningún sitio, sino que permanece.
Permanecer, eso es, permanecer y si se puede, saber más cosas, disfrutarlas, como cabe a una persona inteligente que se adapta a lo que hay, que tampoco es tan malo. Yo no río pero tampoco lloro, quizás solo me aburro pero no recluto a nadie en mi aburrimiento.
La vida solo es de ida y hay que ir en ella ligero de equipaje para no estorbar la marcha con estupideces materiales.
La vida es una carretera y el modo en que conduzcas delatará tu inteligencia en ella. Precaución, siempre un poco de precaución.
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