Hoy, según ha ido avanzando el día me he ido encontrando mejor y cuando el día acabó y llegó la noche, una relajación grande se metió en mi cuerpo como preparándole para el descanso.
Hoy he ido a Madrid a asuntos administrativos con Paco. Se ha roto de esa manera un poco la rutina y el ritmo lento del día. Por Madrid la gente va de otra manera o a mí me parece que va de otra manera: más desenvuelta, más rápida, más burocrática. Como si la ciudad se metiera en las almas de esas gentes urbanitas y les hiciera más volátiles y dispuestas al goce.
Madrid me mola. Siempre me ha gustado ver cosas por Madrid. Todo parece novedoso. Todas las modas relucen en Madrid como nuevas y llenas de esplendor. Me lo he pasado bien en Madrid después de los trámites. Ha estado bien.
Cuando enfilábamos Paco y yo la cuesta de la perdices, dejábamos atrás una tarde feliz en la capital, una noche tranquila de la que disfrutar después.
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