Hoy ya es viernes. Voy a hacer unos espaguetis al oglio, cosa muy sencilla y alimenticia. Luego iré a la biblioteca nada más comer por otro libro. La vida pasa como un patinete por la acera, como un niño que corriera por el mero hecho de correr, porque se siente libre y niño, disfrutando de su infancia inocente y feliz.
La vida, sin embargo, también pasa como ese tren que trae a la gente de su trabajo, muy lento, muy lento y exasperante. Pero bueno, todo pasa y todo llega, aunque sea con retraso.
Yo, antes, daba muchas vueltas por Madrid y por Alcalá de Henares y otros barrios con mi cartera de profesor en la mano buscando qué comer o en que posar la vista pero ahora solo muy de vez en cuando voy a Madrid a ver qué pasa y nunca pasa gran cosa. Allí está Madrid con sus mendigos, su gente que pasa por las calles y glorietas y avenidas y nada más.
Todo es ir pasando, así está hecho este mundo. Yo, antes, tenía unos caminos que recorrer. Ahora, unas cosas que hacer, como esos espaguetis al oglio.
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