El camino acaba, el río llega al mar pero hay mucho que decir y que hacer hasta que pase eso. Sea por obligación o por gusto, más vale dejar una buena memoria de nosotros en este puto mundo, no ser tan egoístas de haber agotado los recursos de los demás o haber sido tan mandón de no haber hecho más que imponer nuestra voluntad a los demás. No. Es mejor actuar en este mundo como actúan los maestros buenos: dando ejemplo de rectitud y buen hacer o como los médicos que curan o como los jueces que dictan la adecuada sentencia.
En fin. El mundo está hecho de paja y de trigo; el mundo está hecho de días en que uno se levanta con buen pie y de otros en que quizás deseáramos estar muertos antes de vivirlos.
Pero todo pasa y el camino acaba en un castillo o a la orilla de un río y las penas malas que sufrimos también acaban en un hoyo de nuestra medida. No le demos vueltas: vivir es una ruleta de difícil pronóstico.
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