La polla tiesa y el bolsillo lleno,
allá iba a la corte nuestro caballero.
Cuando llegó a la plaza de no sé qué siglo
vio a una mujer de muy buen ver
que se daba por dinero.
La llevó a una pensión que hacía esquina
y allí los dos hicieron lo que hicieron.
La mujer era guapa y este caballero
quiso hacer de ella una comedianta
pues tenía un cuerpo
excelente, extraordinario, de muy buena factura.
En el Teatro Real de la capital
esta mujer debutó desnuda y excitante
y muchos dandis galantes
la pretendieron y se la follaron.
Este caballero alcanzó muy buena suma
de esta actriz barata que vendió su cuerpo.
Esta mujer se llamaba Naná
y fue famosa en su tiempo, era bella de verdad.
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