Hoy ha sido un día bonito porque ha nevado. Los copos transitaban el aire hasta disolverse en el suelo con toda la mierda que hay en él. Los cafés estaban vacíos porque la gente se quedaba en casa mirando por la ventana cómo caían esos trocitos de hielo blanco y dulce como un susurro frío. La gente tenía miedo de caerse en la calle, tenía miedo del frío que se cuela por la piel un día como estos. Yo tenía un acontecimiento con unos amigos (ver una película en el cine) pero ante tanta adversidad atmosférica, he decidido quedarme en casa y así, encantado y calentito, he visto cómo nevaba sobre la tierra negra, asfaltada, de la ciudad.
He mirado en internet temas sobre la guerra civil española, sobre los republicanos, que la perdieron, y sobre la terrible dictadura que masacró a esos vencidos.
No ganaron los que legalmente estaban en el poder sino aquellos que se dejaron llevar por la jauría que azotaba Europa esos años, esos años de extremismos y odios acérrimos. Odios religiosos, odios políticos, de clase, de raza. En fin, asquerosos odios que llevaron al peor desastre de la historia de España y también a Europa.
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