Podemos hacer multitud de cosas durante el día: pasear, cocinar, dar un beso a la novia, revisar la novela que se está escribiendo, quedar con unos amigos, tomar un café en una terraza, fumar un cigarrillo que sabe muy bien, incluso andar a la estación a ver pasar los trenes de cercanías y fijarse bien en los pasajeros no sabe uno muy bien para qué. Pero si te despiertas tarde; por ejemplo, a las 12, ya vas como cabalgando de mala manera el día porque el día ha salido al trote esa mañana y te ha pillado en la cama. Quizás se arregle el día por la tarde y hagas cosas interesantes a partir de las tres.
El caso es que con los días nunca se sabe: tú te despiertas con la mejor intención del mundo y ese día te decepciona amargamente y otros días no das un céntimo por la luz del sol que te alumbra y lo pasas genial de cualquier modo.
Tú eres tú y los días son los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario