En las noticias que leo en la prensa, todo se va configurando de algún modo para que la situación sea estable. Es como una partida de ajedrez en la que un jugador ha hecho un par de movimientos raros que no se entendían pero que, en el transcurso de la partida, el jugador lo arregla de algún modo para que la misma partida parezca ortodoxa y fiable. Así, ya se van a tomar en cuenta las medidas del "Brexit" que parece que no era tan grave como parecía y, además, cuando pasen unos meses, ya la gente estará en otras cosas.
Trump parece que ya es presidente y se ha definido por medio de unos misiles contra un ataque químico. Ya ha reaccionado, ya se ha posicionado, ya es un presidente que se encamina a algún lado.
Estas dos protuberancias políticas (elección de Trump y Brexit) han dado mucho que hablar y que escribir por un tiempo por su novedad e indecisión pero en un sistema, cuando un elemento es extraño, cuando pasa algún tiempo, ese mismo elemento recompone la estructura de nuevo y crea un nuevo sistema en que la cotidianidad pueda volver a darse sin ningún problema.
Y así vamos. Que nada nuevo es inmensamente tan nuevo que no pueda entrar en las coordenadas de lo normal y que nada nuevo dura mil años sino muy poco en las entendederas de la gente.
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