Veo a mi alrededor que bastante gente ha dejado de fumar. ¿Por qué no voy a ser yo uno de ellos? Lo intentaré de un modo u otro y lo dejaré. El ejemplo de los demás incita a dejarlo. En el pueblo hice un intento un poco breve: la noche de antes se me acabó el tabaco. Estuve hasta las tres sin comprar tabaco. Pasé cinco horas sin fumar. Pero eso no es nada. Hay que aguantar, dicen, una semana sin fumar para pasar el mono. Por otro lado, no sé si quedarme una semana solo en Majadahonda o irme los quince días al pueblo. Si esta vez que he ido el pueblo estaba muerto, me imagino cómo estará después de las fiestas. Por lo menos estará Julito con el que poder charlar. Un tío divertido. Por lo demás, los días en el pueblo han pasado aburridos pero he leído un montón de "El tambor de hojalata" que es una novela muy buena aunque al principio dudaba de ello. Cuando te metes en harina, esta novela es espectacular, cuenta cosas increíbles con un lenguaje excepcional. Es muy buena. Aunque solo sea por leer esta novela, merece la pena ir al pueblo. Ya veremos la manera de escabullirse al aburrimiento.
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