Resulta que me voy al pueblo. Estos días he tenido la sensación de que todo se repetía como una noria. He estado acompañado todo el tiempo por mi novia y mi hermano y entretanto, siestas y noches durmiendo. Estará bien cambiar un poco. En el pueblo me esperan los libros y algunos vecinos con los que tratar ciertos temas. El verano va ya largo y cansado. En cuanto se pase este mes, adiós verano, un verano que empezó con unos calores asfixiantes. Mi hermano al fin ha encontrado un poco de paz en cuanto a lo de su futuro. A Eva el padre se le ha puesto malo. Yo no veo más que un ir y venir este agosto: al pueblo, a Denia, al pueblo otra vez. En fin, yo quisiera pasármelo bien del modo que sea pero sin que importunen gárrulos ni cantamañanas. La gente está en las playas lejanas tostándose al sol. A ver si yo veo el mar y me baño en él y me distraigo de tanta tierra adentro. En el pueblo habrá lo de siempre: botellines y cubatas para aburrir y poca gente ingeniosa con quien hablar.
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