miércoles, 26 de agosto de 2015

"Vaya un ser". Así se dice en mi pueblo de las personas que no comprenden o que no quieren hacer lo que les corresponde o que son eso, un ser que no explota las condiciones de su existencia. Todos somos un poco "seres" que andamos por la vida despistados y no sabiendo nuestras obligaciones con los demás.
Somos seres por no ser otra cosa. Estamos, nada más que estamos y no damos a nuestras vidas el empuje necesario para dejar de ser "seres" que no valen para nada.
Cuando alguien de mi pueblo llama "ser" a otro es que está en profundo desacuerdo con la actitud de ese "ser" porque no se doblega a lo que se espera de él, lo que la sociedad del pueblo desea de él. Se puede convertir en un "ser" irredento, que no deja de ser "ser" ya nunca más. Y es que ser "un ser" es algo que convierte a la persona que lo es en algo aborrecible con el que no se puede contar ya para nada. Yo no sé si soy "un ser". En algunas ocasiones lo he sido porque no entiendo este mundo y me quedo en un ser, un ser que fue y que será y que no es nada.

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