Este año, la semana santa ha caído exactamente en los cuatro días últimos de marzo. Yo quería irme al pueblo a descansar del Aburrimiento de la ciudad, de la puta rutina. Pero el miércoles los médicos del hospital llamaron a mi madre para ponerle un marcapasos. Había estado lloviendo todo el mes, así que la gente estaba harta de tanta agua. Yo no fui a la operación pero cuando mi madre estuvo en la habitación, la visité. Con el asunto de la operación, nos íbamos juntando toda la familia. En el hospital vi a mi hermano mayor, que montó una tontería por lo del brazo de mi madre. A mi hermano mayor no hay quien le diga nada, enseguida se sale de madre, está nervioso. Antes de la operación de mi madre estuve yendo con una amiga a una psicóloga hasta el quinto pino en metro y acabé hasta el gorro de esa mujer porque encima de que la acompañaba, tuve que pagarle el metro y me pidió prestados 50 euros y lo peor es que es rica, tiene muchos pisos en alquiler pero las hijas no le dan nada porque todo lo gasta. El caso es que he acabado quemado de esta tía cantamañanas.
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