Escribo esto desde la desidia y desde la desgana. Hace tiempo que no escribía en este blog.
Los acontecimientos que me pasan es la falta de acontecimientos. No voy a ningún lado, hago las mismas cosas, excepto las recetas de cocina que guiso para mi hermano y para mí. Me preocupo de un dinero que no gasto, me tumbo en la cama a oír la radio. Mis ensoñaciones literarias son ahora muy escasas pero sueño con dar fin a mi novela, la que empecé en invierno. La crisis me preocupa porque veo muchos asientos vacíos, muchas tiendas vacías, mucha cabeza vacía de deseos pues no hay dinero con qué realizarlos.
La gente pasea y pasea y ve mucho la tele y tiene suerte de que no la desahucien.
Yo no debería quejarme pues vivo cómodamente de una pensión pero me quejo del aburrimiento que sufro, del desorden que se instala en mi vida algunas veces, que no es del todo absoluto.
Yo tengo unas aspiraciones que no sé si se cumplirán pero las tengo y las conservo como en una lata en aceite.
La vida es maestra de la vida posterior. Debemos estar aprendiendo de lo que nos pasa ahora para que no nos pase luego.
Me da pena una mujer que no para de fumar. La vi el otro día y tenía mal aspecto. No aprende de sus errores y los repite constantemente. Yo no tengo la culpa de esa perseverancia en el yerro. Espero que le vaya bien cuando se vaya a una residencia.
Por lo demás, el dinero escasea, la ruindad persiste, el despropósito y la incoherencia están a la orden del día y poco a poco vamos cumpliendo años, que es lo único cierto, junto con la muerte, que nuestra mente, por ser humana, comprende.
Jorge Manrique escribió las coplas inmortales. Por eso Jorge Manrique es inmortal. Su obra es su propia persona. Ojalá yo consiguiera tal inmortalidad.
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