Si las circunstancias que nos rodean son adversas lo que se impone es un estudio de esa adversidad, en qué consiste ese conflicto entre la circunstancia y nosotros mismos.
Quizás la culpa de esa situación no querida la tenga nuestro modo de ser que no es flexible, imaginativo para torcer ese malestar en lo que vivimos.
Si, por ejemplo, disponemos de mucho tiempo libre y no sabemos cómo llenarlo la culpa es la falta de imaginación que no procura actividades con que pasar el rato. Quizás el temor de hacer algo nuevo nos impida probar esas cosa nuevas que nos entretendrían.
Si, por el contrario, como es el caso más habitual, no tenemos tiempo para nada, también hay que saber sacar tiempo para nosotros y disfrutarlo todo lo posible. En este caso también puede haber miedo a probar cosas nuevas que nos darían mucha satisfacción.
Si no queremos probar cosas nuevas, hay que aprender a disfrutar al máximo de las cosas que aprendimos o hacemos bien y nos reportan una satisfacción.
Leer puede ser una actividad menospreciada pero la verdad es que leer aporta un montón de satisfacciones que el lego en esta ocupación no suele apreciar.
La relación con la familia y amigos también aporta un montón de satisfacciones muy buenas al que procura tal relación.
Escribir una historia conlleva una elección de ratos para el escritor en que estará solo con su obra y si la experiencia estética es adecuada, redundará en una satisfacción honda.
Leer, escribir parecen opciones de entretenimientos propias de un estudiante o un aficionado a las letras pero no siempre tiene que ser así: además, un gran lector se puede convertir en un gran escritor.
Evidentemente hay un montón de actividades ajenas a la creación o al paladeo de una historia pero son mucho más fáciles y no procuran tanta satisfacción porque no intervenimos tan directamente en ellas. No son nuestras, no producen un sabor personal.
La gente dirá: pues montar a caballo es muy satisfactorio. Pero exige pagar un caballo. Igual pasa con una paseo en barco, etc, etc.
¿Hay algo más barato que un libro o unas hojas en las que escribir?
Lo que pasa es que estas actividades exigen un esfuerzo de la voluntad pero la satisfacción puede ser muy grande.
Beber, comer, ir a un bar, jugar a las cartas, etc no necesitan de grandes esfuerzos de la voluntad pero son actividades que no satisfacen. Por que no implican esfuerzo alguno. Son meras diversiones huecas.
Pasear o montar en bici sólo precisa de dos piernas dispuestas. Son dos actividades muy agradables que nos pueden reportar mucha dicha.
En fin, lo que yo digo es que hay un momento para todo, que debemos sacar a relucir de nuestros recuerdos o enseñanzas aquellas cosas que nos gustaban antes y nos pueden seguir gustando y que debemos probar cosas nuevas que nos saquen de la abulia de todos los días. Si se está estresado, lo mejor es un acto contemplativo como un paseo por el campo relajado y sin estorbos. Si uno tiene amor a las letras e imaginación, la lectura y la escritura son ideales. Si uno es hombre de acción, no debe quedarse en la ciudad sino marchar allí donde haya acción, etc, etc