sábado, 1 de marzo de 2025

 Hoy ha venido la angustia preñada de esperanza. No la puedo echar de casa por lo tanto. Le doy de comer días que vendrán y espero que se sacie y me devuelva a cambio primavera. Es penoso ver cómo mi corazón se llena de un veneno contagioso y así veo también a mi vecino espantándose la pena. Salgo a la calle con precaución y un paraguas y me lleno de lluvia forastera. Las nubes, esta mañana gris y perezosa, han decidido juntarse y hacer aguas encima de nosotros, los mortales. Pero no me asusto de pasar la tarde en casa. Escribiré de algún asunto novelesco y derribaré la frontera del momento, para que mañana, haya otros momentos más brillantes.

El cielo, esos dos cielos que hay.

¿Qué cielo nos gusta más a los humanos?

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