Podemos tener miedo a quedarnos debajo del olivo, con una espada en alto contra nuestro destino. Podemos tener miedo a que se acabe la lucha con la perdición de la batalla. Somos una pequeña batallita en un mar de batallas poderosas. El mar está lleno de hombres y mujeres que dieron el sí a su destino negro. Mañana estás en casa y de repente, ya no estás en ningún sitio: a eso me refiero. Y da mucho miedo así que no pensemos más de la cuenta por si acaso. Pensemos en un hijo, en un nieto, en un sobrino y démosle al like de vivir la vida un poquito. Cuando todo llegue, llegará y zas, ya no somos nosotros y pasaremos a ser un número, un número tranquilo que se anotará en algunos corazones. Punto y aparte. Sobre todo, aparte.
Viene galopando un caballo sin jinete.
Tú, quizás, montes el caballo antes que nadie.
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