Ayer estuve en casa de Malena. Malena es una mujer que tuvo mala suerte en la vida y ahora está bastante impedida en casa, sola, viendo películas de detectives y esperando a que alguien la visite. Fui a casa de Malena con un amigo bueno de la asociación. Nos lo pasamos bien hablando de pisos y de guarras que se anuncian en internet. Hoy he comido de menú, no quería hacer comida en estos días tontos de Semana Santa. Dicen que la gente no tiene dinero y abarrota las carreteras estos días como si no hubiera un mañana. También cogen aviones y gilipolleces de esas. Yo me voy al pueblo, destino modestísimo, donde quizás encuentre algo de conversación o por lo menos dé un paseo al campo con el interés tan raro de ver saltamontes y ranas, que no he visto aquí, en Madrid. Me he echado la siesta por dos horas y así me he olvidado del mundo. Luego, me he bañado cantando canciones políticamente no correctas y me he fumado un par de cigarros. Voy ahora a ver cosas por YouTube a ver si me entretengo. La vida son dos ratos y muchos aburridos. Luego, a la vuelta del pueblo, todo volverá a la rutina tan deseada y yo seguiré escribiendo mi novelita ejemplar "La chica de Turín".
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