El viernes fuimos a Alcalá de Henares. Yo ya había estado trabajando allí y la conocía. No llegamos a ir a ver el instituto donde trabajé. Hablamos bastante. Fue interesante.
El domingo comimos con los padres. Están mayores pero se apañan. Mi madre dice que cuando dependa de los demás, desearía morirse. A mí me entra cierta angustia cuando estoy con ellos, como anticipando su desvalimiento como enfermo de ansiedad que soy, siempre pensando en un futuro cercano. Paco no siente nada, disfruta del momento y ya está.
Hoy lunes me ha costado ponerme en marcha. Luego he estado leyendo ese libro de Auster que se titula 4321. Está bien, muy curioso.
He decidido dejar de estudiar Psicología. Una carrera es demasiado para mí y encima, por la UNED: tochos de 500 páginas para leer en dos meses. Yo ya tengo mi carrera.
Me he centrado en las novelitas cortas que deseo acabar. La primera ya lleva buen camino. No espero hacerlo a la perfección, quiero acabarla más o menos como sea aunque resulte un poco tosca.
Después de esos días melancólicos, no me reprocho nada, no tengo pensamientos intrusivos, estoy bien.
Vaya invierno: espero que en abril nos tengamos ya que proteger del calor o quizás no, quizás haga el frío que no ha hecho hasta ahora. El tiempo está loco.
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