Ayer domingo, después de estar con mis amigos, me fui a Las Rozas andando. Al llegar allí, me interesé por un concepto: la propaganda en la guerra civil. En el Rodilla, me leí unos rollos en internet que no veas. Me ha entrado este gusanillo de la República, la Guerra Civil y el franquismo y no lo puedo dejar. Bueno. Lo que coincidían todos es que la propaganda política en la guerra civil "marca un hito" por la abundancia de la misma. Hubo más propaganda en la zona roja, de modo que esa propaganda perdura hoy en la política actual, como pasó en el gobierno Zp y está pasando en el gobierno Sánchez de la mano de la vicepresidenta Calvo. Hay un periodista en ABC que está alucinado con el personaje Calvo. Dice que ha salido de alguna caverna o algo así. Perteneció a la era Zp y odia a la iglesia y quiere, por todos los medios, regular por ley las relaciones hombre y mujer. Las peticiones que ha hecho a la RAE son de alumno de Primaria. Esta mujer, si la dejan, podría rehacer España, al modo de Azaña, que declaró: "España ya no es católica", al instaurarse la República. Los socialistas se creen más listos que nadie y ahí está su error, que no son modestos. Quieren imponer un ideario a toda costa y la gente ya está harta. Ya nos hartamos con Zp para que vengan otra vez con la geometría social esa. El caso es que estoy sentado en el Rodilla y me levanto de la silla para meterme el móvil en el bolsillo y me dice un tipo, acompañado de una mujer: "¿Te vas?". Digo yo: "No, solo me estoy metiendo el móvil en el bolsillo". Me fumo un cigarro y considero ir a un bar de raciones y me los encuentro allí a esta pareja y me dice el tipo, amenazante: "No te ibas, ¿no?" Yo paso y sigo adelante y me siento y veo desde mi sitio a una mujer muy gorda comiendo con delectación y veo a una chica guapa haciendo arrumacos a su novio de gimnasio y me como una sepia a la plancha al lado de unos viejecillos de ademanes suaves y correctos y oigo un eructo a mi espalda y me voy a esperar al autobús y veo una chica despampanante besar a un tipo. Monto en el autobús y considero la mierda de política que se hace en España. Pero ese no es mi problema sino ponerme a escribir tres novelas cortas y matricularme de Psicología en la Uned.
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