Con esto del cambio de hora, me ha venido un cierto descontrol. La novela la tengo aparcada, que es un modo de decir que no se me ocurren cosas que escribir. A lo mejor, también este cambio de tiempo (calor impropio de la estación y luego nieve) también me ha afectado. El caso es que ando como desorientado.
Tengo que hacer un diálogo que dure siete páginas para explicar ciertas cosas de mi novela, como por ejemplo, cómo consigue un hombre mantener durante una hora atentos a un montón de indigentes por medio de sus palabras. En mi novela, hay un hombre que acude cada noche a una plaza y se pone a hablar a unos indigentes pero luego acuden más y más por la fama de "curandero" que tiene ese hombre. Pude haber motivos psicológicos en esos "sermones" que el hombre dirige a los mendigos o puede ser todo una falacia y en ese diálogo intento explicar por qué le siguen todas las noches.
He leído cosas de la psicología existencial o humanista para ver si me daban alguna pista. He leído sobre algunos autores desde Maslow a Perls para ver si lo que he inventado tiene algún encaje en esa invención que he hecho en mi novela. Pero creo que debe ser el argumento mismo de la novela el que explique los sucesos de la propia novela.
Después de este rollo, yo creo que cualquier grupo humano es susceptible de dejarse llevar por un discurso, como pasa en internet, en que cada gurú, como se llaman ahora, tira de miles de seguidores por muy absurdo que sea lo que diga ese gurú.
En fin, voy a ver si me decido a volver a mi novela pues es la manera de dar sentido al día: escribir una o dos páginas diarias de lo que sea para quedarme tranquilo y orgulloso de lo que hago.
El trabajo diario, si no es excesivamente costoso, es un aliciente.
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