Hoy he estado leyendo vidas de poetas
que han gastado tiempo en envolver este mundo en pensamientos esclarecidos
pero lo que yo deseo es irme de esta ciudad
acompañado de Bob Dylan y su armónica de duelo
hacia donde haya un mar que acoja mis ojos
en su inmensidad triste de invierno y profundo pesar.
En el autobús comeré chocolatinas,
daré vueltas al cielo entre mis dedos,
iré comiendo la felicidad de irme lejos
y pisaré la arena y lloraré
de la alegría más honda que yo tengo
porque el mar me dejará para el disfrute.
Y no quiero más
pero no lo hago
y consumo el regaliz de la desidia
escribiendo dolores y tibiezas
pero no surco de una vez todo el mar que me espera agriamente.
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