ayer soñé con un cuerpo poderoso de mujer
primero, se desnudaba en su habitación
y yo la miraba con un deseo que dolía
y luego la tenía ante mí, parecida a una diosa
quizás lo más lejano vino a mi cama
como un regalo nunca visto de carne
tremenda, fuerte, hecha de un cobre mudo
y yo sentí lo inesperado como la luz
siente el nuevo día.
Después dormí, con ella al lado
y el amanecer arruinó lo que creó la noche.
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