me invita la vida a su espectáculo:
el mar inmenso estival, palomas casi de papel, dormitorio de finos lienzos pegados a la piel
¿y después qué?
lunes insípidos y martes que pasan y viernes ante la música de una americana fiel.
¿y después qué?
personajes de tinta, noches sin bohemia ni luces y la novia esperándome a través de su dulce mirar de novia.
¿y después qué?
no lo sé. No tengo edad. Lo supongo todo apoyado en un báculo desorientado.
¿y después qué?
descansaré bajo la dureza de haber sido alguien que tropieza con la nada.
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