sábado, 31 de agosto de 2024

 El ama del cura de Martín Miguel: por no hacer dos camas duerme con él. Iba yo a ver la película alemana pero me ha entrado un sueño horroroso, terrible, abrumador, definitivo y me he tumbado y he dormitado gravemente. Está el día muy raro en cuanto al tiempo: se nubla, se nubla; llueve cinco minutos, se vuelve a encapotar. En fin. No se puede hoy pasear por miedo al chaparrón insospechado y repentino, como es el tránsito de la vida a la muerte. Hubo uno que se hartó de polvorones a finales de noviembre, no pudo esperar más. Pasó una navidad desastrosa que devino en un dolor de tripas terrible y de ahí, a la sepultura. Ya ves qué fin. Con lo poco que le habría costado llegar al 25 y tomárselo con más calma. En fin.

El papel se deteriora. La piedra se deteriora. Y el corazón.

El corazón es muy delicado. Hay que cogerle el punto.

 Escribiré aquí hasta que empiece, a las 5 y media, la película alemana. En las películas alemanas tratan temas normales de la vida diaria y no asesinatos en el minuto uno de película, como las americanas. Estoy medio dormido, con un sueño pegajoso que me hace estar forzando la voluntad para escribir y concentrarme en lo que hago. Dicen que septiembre es una temporada muy elegida por los turistas. Entonces, ¿cuándo no hay nadie en las playas? La contestación es en octubre, claro está. En España se baten récords de turismo todos los días. También se baten en España récords más vergonzosos como son los de fracaso escolar, prostitución y drogas. Siempre nos da a los españoles por compararnos a los alemanes. Si hubiera pasado esto en Alemania... Qué follón. Otra cosa que me pasa es que tengo un tapón en los oídos que a veces hace silbar a los mismos y es una pequeña tortura. En fin. Qué rollo este de las vacaciones masificadas. Parecen playas de Móstoles o de Alcorcón. Majadahonda y otros muchos sitios también están masificados. Todo está masificado. Mi cabeza está masificada de malos pensamientos. Total: habrá que irse de vacaciones a la Antártida; eso sí, muy abrigaditos.

La población humana se desborda por el mundo.

En un siglo, se supone que podamos vivir en Marte por nuestro bien.

 Antes de prejuiciar a otro por sus ideas políticas, hagamos el ejercicio de ver si ese otro es válido en sus actos. Este es de izquierdas o de derechas. Eso ya no debería valer en una sociedad moderna. Si tú me ayudas, yo te ayudo, esa es la regla que deberíamos seguir y no otra. Hay que confiar en el otro, pasarle la pelota cuando sea para que también juegue; a lo mejor, mete gol y eso que ganamos. Hay gente que no se prepara, que dice que esto no vale y esto no me apetece cuando se trata de ayudar y van orgullosos diciendo que son de esto o de lo otro. Esos no valen un pimiento. La gente formada, que es curiosa y aprende de los demás, esos son valiosos en la vida. Hay gente que todo lo justifica por ser de esto o de lo otro y luego ni saben ni hacen nada. La gente sabia se tiene por tonta y va viendo a los tontos que se tienen por sabios y los olvidan pronto.

Es preferible un poco de curiosidad en la vida

que un montón de doctrina barata.

¿Es hacer algo escribir en este blog como podría ser hacer un porte o limpiar un piso o despachar en un supermercado, etc, etc? Tengo que rebuscar entre los libros para escribirlo, el blog. Tengo que tener una idea concebida de antemano antes de ponerme a escribir. Pero no. Estos escritos no son parecidos a hacer un trabajo manual. Los españoles debemos formarnos más, mucho más. No conformarnos con la Primaria o el bachillerato. Hay miles de propuestas en internet para formarnos. Si internet es bueno, es por eso, porque tiene un montón de información, empezando por la Wikipedia. Los españoles debemos ser más curiosos de lo que somos. Así aprenderemos más. Si sabemos cosas, quizás los trabajos manuales son más llevaderos si sabemos que algo de cultura nos espera en casa. ¿Este blog hace cultura? A lo mejor.

María sabe mucho de arquitectura, pero poco de poesía.

Pues que lea María poesía.




 Hago algo. Mi novela pequeña que publiqué es algo que hice. Es breve e intensa, creo. Se parece un poco a "El Lazarillo de Tormes". Hay, como dijo el poeta, un amontonamiento de la carne en el mundo. Una carne vieja convive con una carne dulce y nueva. Ser viejo no es explicado a nadie, viene explicado con la edad y los años que cumplimos. "Tengo setenta y no me he dado ni cuenta.", dijo el señor que se dedicó toda su vida a vender helados. Hay otros que se dedican a arreglar la electricidad de una casa. Ahora la lluvia dura más de cinco minutos. Nos haremos viejos si la suerte o la coincidencia de la muerte no nos lleva antes. Y una vez hechos viejos consumiremos los recursos de gente alrededor de nosotros y de otros viejos. Hoy hay película alemana en la primera. Habrá que verla. Por lo menos, no hay tiros como en las americanas. Vale tu, ergo ego valeo.

La claridad enseñaba el horizonte como una joya lejana.

Un horizonte inalcanzable, terco en su retiro.

 Ha durado la lluvia cinco minutos escasos. En el pueblo, me encontré con amigos con los que charlar. Me tengo que cortar el pelo. Hoy me he levantado muy tarde. Un árbol de frutos purísimos, elegante, brota en el sur de los olvidados. Adobado de luz sueña un gigante lleno de paz y de verdad allende el mar, adonde nadie ha ido. Las penas de vivir se revuelcan en mi cabeza como relinchos tristes de un caballo herido. Mi padre, mi gran padre, tiene amigos allá donde va. El vaso para nadie ya yace en la encimera de la cocina. Venir e ir es actividad oscura, ardua, casi dolorosa. 

Ser bastante ya es difícil en esta vida,

pues casi siempre somos nada. 

domingo, 25 de agosto de 2024

Yo tengo escrita una novelita en la que una mujer abandona a su marido por un antiguo amor de juventud. Pongo que ese amor de juventud vive en Almería, de cara al mar ya que ese amor de juventud es marinero pescador de ribera, de bajura. Y el pobre hombre que se queda en el bar que su mujer y él habían montado en un barrio pobre de Madrid, al principio no sabe cómo vivir pero después se va acostumbrando a su soledad mediante lecturas de libros, paseos por el monte y alguna mujer que se cruza en su camino por algún tiempo. La verdad es que los dos se querían mucho pero la vida monótona, sin alicientes fue deteriorando la relación de modo que todo giraba en torno a ese bar. La familia del marido no ayuda mucho ya que eran meticones y ella no los soportaba bien. Ahora, la mujer que huye vive bien al lado de su amor de juventud junto con la niña que este hombre tiene de una mujer que consumía drogas y ya murió. Los tres son felices y no falta pescado fresco en la mesa.

El alma que dice sus inquietudes se calma y se sosiega

para dar al momento más soltura.

sábado, 24 de agosto de 2024

Una maldita llamada no contestada que indica desprecio o desinterés. Uno (o una) que fue a comprar tabaco y no volvió porque ya tenía con quién vivir aparte de la (o el) que se quedó en el piso aguardando. Uno que se metió en la coca durante las navidades y se perdió en un mundo propio que nadie comprendió. Otro que tuvo un brote psicótico y nadie le atendió y vivió al margen de todo una temporada. Un anciano que no sabía volver a casa y dio muchas vueltas y vueltas y a saber dónde estará. Desaparecidos, metidos en líos que no han sabido resolver, dolorosos pasos que nadie tuvo en cuenta. En fin. La sociedad crea un montón de casos tristes de gente que se va.

Mariano se fue a un pueblo de Guadalajara, a estar solo.

No volvió. A saber qué conoció o qué vivió.


viernes, 23 de agosto de 2024

 Había una vez un escritor que, cada vez que se enfrentaba a la página en blanco, no se le ocurría nada. Lo pasaba fatal ante la cuartilla sin rellenar. La verdad es que su imaginación se había quedado atrapada en la ciudad, en sus supermercados, en sus parques, en sus callejuelas del vicio y la perdición y, cada vez que ponía el folio delante de él, se ponía malo, no surgía la imaginación suya tan poderosa cuando salía a la calle. Y le llamó el editor. Y él contestó: tengo una página en blanco que me ha hecho sufrir mucho. Es todo lo que tengo. Mi malestar está allí, en esa página maldita pero querida; en esa cuartilla del demonio que no me hace caso cuando me pongo enfrente de ella. Y le publicaron la novela que consistía en esa página en blanco que tanto dolor había hecho en el escritor. Solo tenía un añadido esa página en blanco: esta página me lo ha hecho pasar muy mal. Espero, lector, que la aprecies como aprecias las historias de otros escritores.

De las mesas surgió un rumor lento y oscuro.

La vida se quedó parada ya para siempre en un momento serio y duro.

 Hay un aficionado a la lectura que pudo ser dirigente socialista (Eduardo Madina) que dice que es importante elegir los "libros del verano". Yo no soy un lector de esos que se llaman empedernidos pues en verano casi no leo. No hay para mí lecturas del verano que marquen precisamente ese verano. Son prácticamente las 12: 45. Una promesa está surgiendo con las hojas nacientes, con las hojas verdes de finales de agosto. Luego vienen las mieles en septiembre. Por la calle, nada. Paso por la calle como un desconocido, como el que busca un encuentro que no surge. Solo hallo puertas cerradas, ciudadanos borrachos, amas de casa con prisas. La vida debe vivirse frente al mar y los hoteles. No es mal sitio para pasar el verano Majadahonda. En otros sitios, multitudes y mal café.

Fresca fuente avenida en mi andar de hombre errante.

¿Adónde voy? Solo lo sabe el cantar.

Son prácticamente las 12:30. A las 13:30, como. Los trenes de la noche van con retraso, un retraso enorme, casi no llegan a destino. Te saludo, Quevedo, estando en tu glorieta, allí firme y serio, rodeado de terrazas con turistas. Te saludo, Quevedo y también saludo a tu desengaño de la vida. Desengañados vamos todos ya después de lo visto y padecido. Este mundo es un desgobierno de dimensiones colosales. Por eso tú, Quevedo, con tu pluma vas desentrañando qué es el poder, que se puede esperar de él, del maldito poderoso. Y dices: ¿siempre se ha de pensar lo que se dice? ¿nunca se ha de decir lo que se piensa? Y yo digo: ¿a quién se puede decir lo que se piensa? Nadie piensa hoy en día más allá de la televisión y la tajada. Nadie hay con quién decir qué cosas pasan pues nadie quiere saber eso mismo, lo que pasa.

No me amenaces ya con otra vida.

Con esta me he cansado en demasía.

 Antes, muchas cosas me hacían gracia y también muchas cosas eran susceptibles de pasar al papel y al boli. Creaba pequeñas historias que no tenían final. Empezaba describiendo a una persona que me llamara la atención y luego hacía que ese personaje sacado de la realidad hiciera un imposible. Pero sin final. Lo mismo me atraían como posibles personajes un niño jugando que un anciano con bastón. Todo valía para ponerme a escribir cualquier cosa que luego guardaba en una carpeta. Trozos de papel llevaban mi deseo de dejar constancia de las cosas y las gentes. Pero no me salían 200 páginas de una novela larga. Quizás no tenía tiempo o sentido literario suficiente para desarrollar un caso complejo. Todo lo escribía en un tono jocoso y divertido, para pasar el rato riéndome de lo que escribía. Me salían cosas muy curiosas. Hoy no. Hoy no me salen semblanzas risueñas, ni descripciones humorísticas. No hay humor por el mundo. Caras largas, discusiones por esto o por lo otro y poco humor.

Rodeado de desgracias y caminos voy por la vida y ausente

de risas y de vino.


 Hoy he leído el periódico. Noticias que no me llegaban. Artículos que hablaban de cuestiones extrañas. Pero he cumplido una hora leyéndolo. El fulgor antiguo del aceite, cuando era barato, amenizaba todas las cocinas españolas. Hoy en día, ni la fe ni el buen corazón de la gente vale un pimiento. Media hora esperando ayer el autobús. El corazón, como si estuviera entre el musgo, late silencioso, cadente, al compás de los segundos que le hacen viejo. Cuánto padecer para poder decir: por lo menos estamos vivos. La fría soledad del que padece la vida no la nota nadie, ni siquiera los más cercanos. Esta mañana he visto una viejecita fumando. Iba por la acera, andando y fumando, andando y fumando sus últimos días en el mundo. Quizás hoy sea un día para poder reír un poco pero no sé de qué. No hay risas por el barrio. Todo se ha vuelto gris como en la dictadura. El lunes voy al pueblo. Espero pasarlo bien. Desconectar, como se dice ahora.

La vida me rodea con el esplendor de algo perdido.

Es duro recordar la vida que fue y lo de ahora.

jueves, 22 de agosto de 2024

 Escribiré casi sin ganas. Este es blog campanas, se escribe sin ganas. Amada en hipótesis, chica que se pinta los ojos, gótica que recita a un cantante de moda, llego a mi destino. Cuántas cosas sorprendentes en la melodía de un autobús verde. Suena el motor como un rugido de algún animal. Las copas de los árboles pasan certeras. La carretera vive como una sabana llena de ruedas que marcan el asfalto. No es fácil escribir. Este blog es la expresión de algo que ni yo mismo sé. París es una fiesta, tituló un escritor una simple y pequeña biografía que yo leí en el pueblo como el que se agarra a una tabla en medio del mar. No sé qué más decir por ahora. No sé si es jueves o sábado. No sé si las licencias poéticas que uso son un tanto desconcertantes. Hay gente que no entiende de licencias poéticas. Hay gente que no escribe nunca ni lee nunca, así que no sabe de nada.

Al volver la vista para ver el último torreón bañado por la luna

pensó que no era eso lo que quería para sí, pero que de algún modo lo había alcanzado.

 Escribiré sin prisas. Putin dice de Europa que está sometida. Pero no dice que él tiene sometida a Rusia. Son las 17:30. A las 18:00, me piro a pasear. Este blog es una forma de expresión. Hay nogales milenarios, hay árboles que son tan antiguos como la revolución francesa. Dormir es una solución precaria para salir de este mundo. Me gustaría escribir una novela que leyeran chicos y grandes, mujeres y hombres, curas y ateos y ciegos en braille. La vida, a veces, nos tiene sometidos pues teníamos sueños que no se han cumplido y vivimos una realidad no querida. Pero hay que vivir lo que nos da la vida, porque siempre, siempre, siempre, lo hay peor. Por eso, los que no soñaban con nada, viven felices ahora, pues todo lo han encontrado de nuevo, sin pensar en otras cosas. Y el viento fue condecorado porque se llevó todas las ideas malas de su mente, hizo posible lo imposible: que ese hombre aceptara la derrota.

Una nube se parece a un dragón, a una cabra luego y después se deshilacha como el algodón.

Ayer estuve en Madrid y vislumbré una nación cansada.

 El otro día que fuimos al carnicero, dije: no he ido a las fiestas del pueblo. A ver si voy un día de estos. Y un bocazas que hay allí me dijo: es para matarte a palos. Para matarme a palos, dijo. Quizás la expresión es un poco fuerte. Podría haber usado otra. Pero usó esta. Una muerte a palos. Increíble. me suena a épocas pasadas, incivilizadas. Podría haber dicho: no estoy de acuerdo o algo así. O podría haber preguntado: ¿Por qué no vais a las fiestas? No. Dijo: es para matarte a palos. Hay gente que si no haces lo que está previsto, no te acepta, incluso quiere para ti lo peor y lo manifiesta sin ningún pudor. Matar a palos a uno. Qué locura. Por no ir a las fiestas. Entonces, si no comes paella el domingo, ¿qué hay que hacer contigo? ¿Ahorcarte? ¿Asfixiarte? Hay gente muy, muy salvaje por el mundo. Vicente es el señor al que hay que seguir a todas partes si no quieres que te digan cosas como estas en España.

No era como los demás

así que cualquiera podía meterse con él.

 Voy a escribir con tranquilidad. Ayer di un paseo largo por Madrid. Me subí a un autobús y luego regresé andando. Había ya mucha gente. Tristeza de amor, un juego cruel, jugando a ganar, has vuelto a perder. Cada vez se nota más la crisis en España, por lo que hacer excesos se paga caro. Luego no hay para comer. En el Ahorramas, la gente compraba 3, 4 cosas, no más. La vida nos va gastando como si fuéramos dinero, un dinero sucio según como lo empleemos. Había poetas antiguos que hablaban de la calidad del alma. Ahora hay poetas terrenos que solo hablan del café y la taza que lo contiene. A mí, uno que haya ido a la playa, que no me pida dinero pues no se lo voy a dar. Las putas en España tienen una consideración pues es un activo importante para la economía en negro. Vale tu, ergo valeo.

Barajas alas remotas que han cruzado mares y desiertos

en un instante pleno.

 Voy a escribir con parsimonia. Trump no quiere guerras aunque ha promovido acciones tremebundas. La vida ejecuta al tiempo, lo va  ahorcando en el reloj, lo va desperdiciando cada mañana y cada noche. Tengo unos sobrinos que no saben hablar. Risto Mejide era del Opus Dei pero luego se borró. Contar cosillas de amor entre el acto del amor es lo sabroso. Lo otro, ya lo hacen los burros en el prado. La Celestina se perdió por una cadena de oro. En el Quijote, el verdadero oro que existe es el diálogo. No hablar, no saber hablar, trae el desconocimiento de las personas. Así me pongo de fiesta para no ir a ella. Hay gente que pasa por el mundo y deja algo a los demás. Los hay también que logran muy dudosamente ser los más ricos del cementerio. Y los hay que no dejan a los hijos más que deudas. Hay un límite para el ahorro: comer mierda con tal de no gastar. Aunque algunos desearían y desean que la mierda fuera comestible.

Bajo los helechos mojados limpio mis pies de barro llenos

para seguir andando, para seguir andando.


 Voy a escribir despacito. La vuelta al cole se encarece un 10%. No ha habido un gobierno que recaude más por impuestos de todo tipo que el de Sánchez. Thomas North conocía el griego. Me siento un tanto imposibilitado para disfrutar de lo que hay a mi alrededor. Mi alma anhela tener encendida esa candela de amor por los demás. Alguno vendrá que de tu casa te echará. Tengo unos sobrinos que no saben conversar. Ayer estuve en una iglesia. En Madrid es variopinto el drama humano, casi es caótico. La sensación de crisis en España cada vez es más palpable (no llega el dinero para gran cosa). Los préstamos tienen una cara amable y otra horrenda. Ayer oí en una calle decir: fulano se lio con la coca y estuvo toda la navidad perdido. Somos los españoles primeros en fracaso escolar, prostitución y drogas. Un mundo eterno nos aguarda según todas las crónicas medievales. El rey Fernando III fue el que conquistó Sevilla para España. Daría mucho dinero si pudiera ir a alguna playa de la inmensidad de playas que hay en España. Yo le dije al médico: he estado todo el mes en Majadahonda. Y él me contestó: no es mal plan. Solicito una sublevación de paz en todo el mundo.

Deteneos sol y luna y que arrecie la música.

Una música no oída hay entre las estrellas y los planetas del universo lejano. Algún día la oiremos



miércoles, 21 de agosto de 2024

 Estoy leyendo a Marta Rivera de la Cruz. Es buen libro. Va por orden y ameniza mis tardes en que no se puede hacer otra cosa que escribir o leer. Es la historia contada de un anciano. Lo que mola es que la novela son dos novelas: la historia del anciano y la historia de la protagonista por un Madrid bastante tranquilo. También me estoy leyendo por segunda o tercera vez "La voluntad" de Azorín. Es muy buena, es de un hombre que va de Yecla, en Alicante, a Madrid, a buscarse la vida. Y leo poesía. Antes, yo no leía poesía pero ahora, sí. Tengo varios libros de poesía y los voy mirando, leyendo, unos versos, etc.

Me sonrojo al mirar a esa chica que hoy quiero:

me gusta ver cómo se pinta la cara y los ojos en el bus, delante del espejito, más allá de todo lo que yo pienso y hago.

 Mis pulmones tienen algo de tenebroso. El hombre que yacía en la acera, vestido de ocasión, me premió con su imagen triste. Y nos quejamos de no ir a la playa. Ya iremos a la playa un septiembre de estos. No hay que alterarse por nada pues tenemos casa y comida, cosa que no tiene ni la mitad de la población. A flor de labio de mi boca ya gastada surgen los días iguales pero no hay que preocuparse pues se puede ir a Madrid en bus y pasarlo bien viendo a los que peregrinan en pos de algo sagrado, en pos de una quimera melancólica que muere a ras de suelo, que atraviesa las paredes de las desgracias y nos deja tendidos como gatos famélicos y sumisos al familiar más atrevido que quiere dirigir tu vida, que quiere tu dinero, que quiere más y más.

Los tenues brillos que surgen de sus ojos muertos ya

vienen a decirte que quieren tu casa y tu vida.

 Una baja empatía en el ser humano conduce a la prepotencia. El yo es muy grande el de los poco empáticos. Me pregunto si es posible embarcarme en el horror de la noche y no morir en el intento. Sé que vendrán nuevas horas más frías y tranquilas pero, mientras tanto, sufro el tiempo que no pasa, sufro el tic tac, sufro el vencimiento de los minutos inútiles. La vida se ajusta a un guion escrito por un dios muy pequeño que casi no existe, no tiene palpación alguna entre las manos, sufre como sufrimos los humanos de un doloroso sentir, de un estrambótico deseo de estar lejos, de no tener responsabilidades para nuestros mayores y menores que crecen a nuestro lado. La vida es eso que acude a nosotros cuando dejamos de ser nosotros felices y contentos.

La niña con colores alegres triunfa en el canto.

Qué sensaciones más lindas nos hizo pasar.


 A mí me hubiera gustado ser el conde Lequio. Pero no me gusta del todo porque tiene un poco cara de tonto. No sé cuáles son sus hazañas, ni si es rico o anda a la cuarta pregunta, ni los años que tiene, ni si veranea en Málaga, que está de moda, o si sufre de estreñimiento o goza de una salud pobre en hierro. Lequio mola porque sale a hablar de sí mismo u otras tonterías y cobra. No habla de libros, no sé si Lequio lee libros. No sé dónde está Lequio pero suena así como caserío vasco, que asco. ¿Lequio es culto? ¿Escribe libros? ¿Qué estilo tienen sus libros? En fin. A mí, los que salían en Salvamé, no sé dónde saldrán ahora, no me gustan. Yo prefiero un buen libro a oír a Lequio decir sandeces.

Un instante vacío de acción puede sembrarse de libre pensar

y no hacer nada, nada y ya es hacer algo.

Más allá de nuestro sueños, esos sueños que tanto se repiten en redes sociales, está el futuro incendiado de nuestras vidas. Nuestra boca es fría en plegarias, no pedimos nada a Dios, no sabemos quién es, no nos asustamos de Él. Hay una exactitud mortal en querer ser esa persona que vemos en las revistas, esa que vende su imagen de mujer u hombre bonito sabiendo nosotros que esta vida es para sufrir. La espectacular monotonía de los días en el puerto, donde ondea la bandera blanca, es ya algo olvidado y tonto, como el cantante, como los perros de aguas, como los osos blancos, como la fe de nuestros mayores. Piensa un número y di si ese número lo quieres para contar tu cuenta corriente, tu relación de mujeres que se acostaron contigo, el montón de días que cometiste un delito continuado o los números de la once que jugaste bien jugados. Y te saldrá un número final: el montón de días que te tiraste haciendo lo que no querías, en una ristra infernal que te reconcome por dentro porque tú aspirabas a ser uno como Banderas que sale en las revistas ganando dinero solo con su imagen. Y te vendrás abajo por no ser el Conde Lequio u otro como el conde Lequio u otro como la princesa del pueblo u otro como un torero sin toro, etc. Y llorarás porque tienes que trabajar y tú no estás hecho para el trabajo. Eres un señorito que da voces y llora.

Da miedo ser un hombre que da fe de todo lo que grita.

Las injusticias en el mundo necesitan respuesta.

martes, 20 de agosto de 2024

 Para pasar el rato, contaré una pequeña historia, a ver si me sale. Dicen que un mendigo ayudó a una señora anciana a levantarse del suelo cuando todos los transeúntes pasaron de largo. Tan agradecida estuvo esa señora con el mendigo, que le dio una casa y un trabajo que le consiguió uno de sus nietos. El trabajo era muy sencillo, de vigilancia de un patio con árboles. Si entraba alguien al patio, debía el mendigo llamar a la policía. Ese trabajo, por sencillo o por lo que fuera, no le gustaba al mendigo, que se fue a su casa y de su casa salía otra vez a pedir dinero para comer. Este mendigo no tenía vicios, como el alcohol o las drogas. Solo pedía para comer. La anciana ya estaba demente y los nietos se olvidaron del mendigo y también los hijos de la anciana. El mendigo sí conocía a hijos y nietos pues los veía pasar por el patio a menudo y luego, por la calle. No eran limosneros ninguno de ellos y además no le reconocían en la calle. Lo bueno que tenía el mendigo es que podía dormir en su casa aunque le habían quitado el agua y la luz. La casa del mendigo estaba a las afueras de la ciudad a sus buenos 10 km al sur, que el mendigo recorría unas veces en autobús y, los días que solo sacaba para un bocadillo, andando. Y no sé continuar. Me canso de la historia.

El abierto páramo acoge el viento fuerte y frío de invierno.

Y lo devuelve a las aceras de las ciudades con fiereza justa.


 Voy a tratar de describir eso que he llamado "tortura mental" que sufro a veces, como esta mañana. Es algo muy subjetivo pues lo sufre la persona en cuestión, no lo puede compartir con nadie y a veces es difícil explicar pero lo intentaré: es como si la persona que lo sufre no valiera para nada por los sentimientos depresivos y tristes que se arremolinan en torno de esa persona. Estos pensamientos que hacen que a la persona le parezca que no vale nada se unen a los pensamientos que surgen de su mente sobre el mundo en general. Así, de su persona pasa al mundo que ve y siente y también vienen a su mente ideas de caos, de miedo, de malestar, de inseguridad y otras ideas de decaimiento y tortura, de rumia de sentimientos depresivos. Cuando me ocurre todo esto, no puedo hacer nada, no sé hacer nada más que esperar a que pase. A mí me gustaría que esto le sucediera a una persona normal, que lo probara alguien que se burlara de las enfermedades mentales y ya vería: en una sola hora que estuviera así, se creería loco, inestable, deprimido y un montón de cosas más.

Un enfermo mental sufre.

Una persona normal ignora qué es la mente alterada.

 No va bien el día de hoy. No sé por qué pero no va bien. Los árboles de Dublín son verdes y frondosos y además, los podan, los riegan, los miman. No como en España, cuyos árboles están desatendidos y tristes como míseros mendigos.

A los envidiosos les viene bien una capa de amor y comprensión.

No es difícil ganarse el sustento.

El amor viene y va. Lo importante es el aprecio por los demás.

 Los días malos, creo yo, me preparan para cuando llega un día bueno disfrutarlo al máximo, creo yo. Pero también los días malos, creo yo, sirven para que me acuerde de los que se lo pasan bien y también de los que se lo pasan peor que yo, creo yo. Los días malos, creo yo, son como un aviso, como un susurro, como una advertencia que me está diciendo: no pases más días malos, creo yo. Pero mi enfermedad y mis circunstancias me dañan, creo yo, con estos días malos que hay que pasar y así, pensar en aquellos que lo pasan mal y no pensar en aquellos que lo pasan bien, creo yo. Y así va mi vida, con días malos aunque la gente me envidie porque cobro una pensión y no trabajo, creo yo, pero esos mismos que me envidian, creo yo, no querrían pasar ni un día con los tormentos mentales que yo paso los días malos, creo yo. Solo los estúpidos se fían de las apariencias, creen lo primero que ven, no saben nada y creen saberlo todo, creo yo. Y yo, mientras paso días malos me tengo que acordar de otros que están peor que yo.

Una pequeña ciudad amurallada es mi sentir.

Amurallada y triste en lo que encierra.

 En esta vida no se puede pedir todo y además, los días malos te ayudan a vivir, según he leído en un texto de Facebook. Los días malos son eso: días que no estás bien, que hay que sobrellevarlos, que no auguran nada bueno, que detestas porque ya los has vivido otras veces. En fin. Los días malos no te enseñan ni ayudan a vivir. Pero de todo se aprende. Hay un librero en Rabat que se ha leído 5000 libros. La verdad es que este librero habría querido estudiar Bachillerato y luego algo relacionado con la vida marítima pero no pudo. Entonces, se sentó en una alfombra en la calle y empezó a leer y a vender libros. Y dicen que es bastante famoso y se hace fotos y todo eso. También tendrá sus días malos este hombre por el hecho de ser hombre y no una piedra. En fin, usque tantum otium ut nihil obstat.

La sombra de un árbol puede ser el símbolo del aburrimiento.

El puro aburrimiento soy yo y los minutos que pasan lentos.

    

 Podría ser este blog otro "Platero y yo", pero sin Platero. No creo que llegue a tanto, pues Juan Ramón es Juan Ramón. Yo, sin embargo, sigo escribiendo. La mañana afeita su azul veraniego. Yo vengo de un hilo que ata letras que añoran retales que vive entre sentimientos e historias. Yo medito a veces en la triste historia de mis versos cantados. Ayer yo no era más que un niño sin miedo. Luego, un joven admirador de lo bello y hoy soy sólo uno más, uno más que tiende a la tristeza, al destello frío de las rocas en la noche. Es difícil vivir con una enfermedad mental porque uno se levanta confuso y triste, no sabe si remontará en el día ese estado melancólico con que se levanta. Hay muchos sentimientos que uno no querría vivir. Todo es un poco desastroso.

Cuántas veces he llorado mirando a tus ojos tuyos y míos.

Cuánto dolor lleva el olvido.

lunes, 19 de agosto de 2024

 Vengo sudando de dar el paseo. Muchos son los anillos que no se cuelan en el dedo por grandes o por pequeños. Los astros nos guían quizás por algún lado, por algún motivo, por algún designio ignorado. No hemos ido en coche hasta la última casa de Dios. Mañana es martes. No llueve. La Mari Carmen no sabe coser ni guisar. Es difícil decir la verdad. Levanta escozores no muy deseables. Los millonarios están ahora cenando una cena leve, cara y distinguida. Los pobres cenan también y son muchos los que desearían ser ricos. Los pobres no son tan pobres si consiguen ser felices sin acordarse de los ricos. Techo, comida. Un poco de fe en uno mismo y cenamos. La vida se oculta entre los enrevesados esquinazos de la ciudad, entre los raíles podridos de los tranvías, entre las ratas de los conductos ocultos. Danos el pan nuestro de cada día. Dormir es la solución a pensar y a empinar del codo. Errare humanum est, por lo tanto, todo ser humano, en principio, está equivocado.

Las maravillas del cine las vemos rotas en esta vida que llevamos,

en la que no podemos querernos a gusto, convivir felizmente.

 Cuando se desata la ira, puede haber peligro en cualquier momento. Las consecuencias de la ira son desafección, miedo, humillación y llanto. La pena por la que se atraviesa cuando nos relacionamos con una persona iracunda, permanece, es honda. Los malabares del payaso se cayeron al suelo. No estaba el payaso por hacer payasadas. Estaba deprimido porque sufría esquizoafectividad. Se fue a casa. Un familiar le llevó al hospital. Allí está, esperando a que ese familiar le visite y le dé ánimos y acabe con su soledad. Por las tardes, de 6 a 8, su familiar viene y le habla y le explica que pronto volverá a hacer payasadas en el circo. El circo parte para el norte pronto, dentro de una semana. El payaso esquizoafectivo quiere ir con el circo, es su modo de vida, no conoce otra cosa. El payaso se pone nervioso. El familiar le calma. Le han dicho al familiar que el payaso tiene un hueco en la trupe, que siempre estarán con él porque nadie como él hace reír no solo a los niños sino también a los mayores. Moto tua tendat ad bonum actium. Ya he diseñado a mi personaje. Ahora tiene que vivir dentro de la ficción.

He creído en el hombre y mis rezos han sido para él.

Porque no hay otra cosa más importante.

 La bola gira. Las ruedas del taxi giran. El dinero hace una pirueta en el aire y va contra la pared. Los locos del terror rompen escaparates que antes eran crepúsculos dorados frente a la montaña. Charles es un río. Charles es un taxista. Charles es un adorador de Charles. El río Charles forma un recodo superexquisito cuando deja atrás paredes llenas de anuncios y fábricas. Charles el río da qué pensar mientras se mira como fluye, lleno de inmundicias. Charles el taxista recuenta unas monedas en la mano y las considera escasas y feas. Charles el taxista no tiene buen humor, no ríe sino es mirando la foto de su hija que ya dice papa y mama. Oh Charles el río. Oh Charles el taxista.

Por las aldeas pasean unas reliquias de un santo.

Ese santo estuvo mucho tiempo en una cueva, pensando y orando, pensando y orando.

 Las creencias de una persona han de ser respetadas, si esa persona también respeta las nuestras y no se burla de ellas o las critica muy severamente. Un católico y un socialista no sé qué pueden llegar a creer del mundo en el que vivimos pero si atentan los dos contra la razón y la fe ha de hacérselo notar. Porque uno sea socialista, no debería dejársele creer que el Dios tuyo, no el de él, no existe. Nadie debe meterse con la fe de nadie. Tampoco un católico puede decir a nadie que peca porque no cree en Dios. Nadie peca por ser ateo. Y así siempre. Nadie debe dirigir la convicción de nadie, nadie puede decir que tu fe es errónea, nadie está en lo cierto en última instancia. Nadie sabe más que nadie, eso está demostrado. Nadie manda en la fe, la fe es algo interior y subjetivo.

El mundo ardiente viene tras el mundo habitual

y lo llena todo de imprecisiones.

Más que creencias, tengamos fe en los demás y así llegaremos a algo productivo en esta vida. La gente no quiere idearios, sino una vida mejor. La gente no cree de verdad en los partidos políticos, cree en la educación, en la sanidad y en una justicia seria. También cree la gente en las personas de buena fe, de buena calidad moral y no en los cretinos de la derecha y de la izquierda que hablan de Francos y Pasionarias, de pesoes y de pepés y todo ese lío que no entiende nadie al final. La vida es más sencilla de lo que creemos y la llenamos de estupideces políticas que, a la sazón, nadie entiende porque viven unos de otros, en el fondo se perdonan sus corrupciones pues las practican todos ellos (¿o es que no lo veis?). Y así, los partidos políticos se tapan, enredan en un enredo ficticio que poco vale, se acusan unos a otros de lo mismo y al final, todos trincan (¿o es que no lo veis?). Bueno, yo ya he hecho lo que tenía que hacer y ahora voy a esperar a otra tarea que me queda por hacer: diseñar un personaje que se me resiste. Sit levis vita, sit fortium animum.

La llave de oro no abrió la puerta.

Se está aquí muy bien en verano.

 Si no te pones muy pesado, puedes ser marxista, socialista o franquista o juanramoniano. Solo si no te pones muy pesado puedes ser de lo que quieras, no metiéndote con la gente de tu alrededor. Esta sentencia la dijo Lao Tse y yo me limito a reproducirla. Lao Tse creía en el Tao. Si creyéramos más en el Tao que en dioses de barro, otro gallo nos cantaría. Nunca hemos vivido tan bien como de los años 50 en adelante, hasta hoy. Pero hay idiotas del terror que no se dan cuenta de que lo son. Y hay idiotas que siguen el juego a los idiotas del terror, qué pena. Cuba pasa hambre, están flaquitos, flaquitos y viven del terror de una cartilla de racionamiento arbitraria y dictatorial y ocasional. No suframos porque no se cumplan nuestras expectativas (por ejemplo, la dictadura del proletariado). Más bien, veamos la manera de pensar bien y recto, como nos dicta la razón.

Pasaba tiempo y tiempo con los brazos en cruz, en la cama,

para que se confundiera su ocio con su meditación.

Ya no voy más con esa gente. Cuando una puerta se cierra, otra se abrirá. En el café de Levante, había muchos intelectuales. Yo hubiera querido ser escritor pero lo que fui es profesor. El envidioso soporta muy malas digestiones, el envidioso se cura si se le aplica amor, pero debe estar dispuesto a recibir ese amor. Es difícil pero no imposible. Los niños iban delante de la madre, enfadados, tristes, cansados. Los que desean ser aclamados por lo que son no entienden que se es aclamado por las obras de uno, no por ser tú quien eres. La pena está muy honda en el corazón. La vida ahuyenta la paz, la hace muy rara de encontrar. Yo ceno hoy un bocata de atún de lata y dos zanahorias. Que la paz reine en los corazones y no los vuelva ariscos a Dios, que nos creó en última instancia.

Desde la ventana de su cuarto de estudiante

veía el mundo pero no como era realmente, sino su superficie.

 Voy a escribir a paso lento. Porque tengo hora y media que matar. La mujer del vestido de volantes pasea al perro, un perro feo y gordo. Estoy de mal humor. Son características de mi enfermedad bipolar. El lugar estaba cerrado para los turistas. La correa de mi reloj choca contra el teclado del ordenador. Ella estuvo animándome, aquella vez que Paco ingresó. Nos tienen envidia, está claro. Hay gente envidiosa que rara vez dejan de envidiar. A los envidiosos se les podría aplicar un poco de amor a ver si dejaban de serlo. Son las 3:38. No hace excesivo calor, como hacía estos días de atrás. Hay gente a la que le gusta ser el muerto en el entierro, pero acabado el entierro, ya no quieren serlo. La muerte es callada, abrumadora y lógica. Es de lo poco lógico que hay en el mundo (para que quepamos unos han de morir otros). La muerte a veces se desea pues no nos gusta el mundo que vemos, oímos, sentimos. La muerte espera, no hace más que esperar. Te pacem solicitavit usque pax no intra tua capitem interet.

Invertir la verdad según se vuelve del camino

no es posible, pues el camino ya lo hiciste, ya lo recorriste, ya hecho está.

 No hay nada más barato que andar. Fluye el agua como una pequeña lluvia domiciliaria. A ver si hoy cazo in extremis la fantasía. Dolor es palabra no apta: ni espiritual ni material. Mi dinero es mi dinero y tú, un falso amigo embrutecido. Salgo a la calle, voy al centro de salud y luego, camino. Andar y caminar: dos perfectos sinónimos. ¿O no? Andar regala vida, caminar hace camino. Los amores pretéritos los tengo al filo de un número. Me canso de escribir y de pensar qué es lo que escribo. Mulier idiota todes dixit. Mulier idiota obliteranda sit. Mulier idiota benefiat sui ipsa civitatis et potestatem.

Los amigos de Marx son enemigos de la lógica

hasta tal punto de que yerran y no se dan cuenta y son ilógicos.

 No te quiere ni tu familia, saltó el bocazas. Pero no voy a hablar de gente estrafalaria. Estos días últimos de agosto parecen una pequeña primavera. El sol, amansado por el viento, da gusto más que calor. Esta tarde iré a pasear muy blandamente, muy sugerido por la tarde callada. Los vientos son otros y el calor ya no es riguroso como un dios que odia y mata al ser humano en venganza. Pasearé esta tarde como Mercurio alado, como los dioses pequeños que se hacen públicos en sórdidos arrabales. Mi hermano está bien y yo también. La primavera de agosto merece la pena ser vivida, la voy a vivir hondamente, como hombre feliz de vivir estos momentos históricos como un protagonista más de ellos, sin lloro ni envidia. Pasearé esta tarde con el sol a mi espalda. Iré callado, del sueño de la noche entrañado, dando las gracias a tanta ventura.

Mechas de sol se caen del cielo azul pálido.

Para que yo vea la perfección de la soledad mientras paseo.

 Me levanto, desayuno, me siento triste (serán las pastillas), voy a la calle a entretenerme. Como, me tumbo, voy a que me pongan la inyección. Voy al pueblo de al lado, camino y camino, mis pasos, mis pasos. Fumo un cigarrillo en el sitio de las flores, hoy secas. Sigo andando, andando. Mi cabeza va pensando cosas volanderas. Llego al pueblo de al lado. Pienso en ladrones, en gente de poca salud, ya viejos. Pienso en la merienda, pienso en un gol muy bien metido, pienso en la vida rara que hay ahora. Pienso en mi enfermedad, en sus características. Pienso en la vida, otra vez, como algo enredado, difícil, torturante. Tomo una cerveza. Cojo el camino de vuelta. Ando, ando, ando. El periódico no hablaba de ti. Pienso pero el pensamiento es alado, escurridizo, frágil. Concluyo: hay tontos de todos los colores.

Imagen es la vida de la muerte. Lo que no es espera, ya está otorgado.

Vivamos lo feliz que podamos, pues no hay otro camino.


 Esos que llaman y dicen qué tal estáis. Esos que vagan por medio de los que sufren y no hacen nada. Esos que alientan la desconfianza, el augurio penoso y triste y no ayudan nada. Esos que son la antifamilia, la rareza de ser. Esos que roban dinero y no hacen nada. Esos que te hablan de próstatas y huesos y no hacen nada. Esos que están pero no están, ya preocupados por sus propios asuntos. Esos que dicen: sigue tu camino como imbéciles perdonavidas. Esos que no se enteran de nada y se quieren enterar de todo. Esos que preguntan qué dijo el médico y nada más. Esos no valen para nada ni hacen nada ni saben nada.

Veintiún años pasan rápido, sí, pero se pasan todos los años y mueres.

La muerte es la que iguala, la que rompe las diferencias, la demócrata número uno.

 Empecé mal a sobrevivir en este mundo fatal. La vida se impone fuerte para los enfermos. Las calles lejanísimas llegan hasta mí por medio de vídeos, discursos, orografías, miedos, saltos en el tiempo, amigos de penurias y oficina. Las llagas iniciales se convierten en torturas mentales, en rezos desesperados, en amores fraternos que llegan hasta la aurora. Y me voy andando al pueblo de al lado al amanecer. Y como la fruta de los amargados que crece en las orillas del camino, surto de un agua clara y amorosa a mi propio espíritu, llenándolo de bondad y esperanza. El perfume de esas horas llega hasta mí haciendo que me sienta desdichado. Pero seguiremos, seguiremos contra viento y marea a pesar de esos que son conocidos pero están muy lejos, muy lejos, en el reino de las cosas inútiles.

Parece que han hecho cosas por nosotros, esos satélites egoístas

pero no han hecho nada, nada más que olvidarnos.



viernes, 16 de agosto de 2024

 Este es uno que va al médico y otro le pregunta qué tal. Dice: me ha dicho que no beba, que haga ejercicio y dos cigarros al día. ¿Y qué  tal lo llevas? Lo peor es lo de los dos cigarros al día porque yo no he fumado en mi puta vida.


 Los tontos proliferan. Los inocentes orbitan en la órbita naricitas. Estoy hasta los huevos de mencionar a los naricitas, los naricitas unas veces son inteligentes y otras, no. Me monté en el coche y siguieron hablando sin decirme ni quetalestás. Siguieron hablando todo el rato sin dirigirme la palabra. Qué gentuza. ¿Quieres montar? No. No me da la gana. Sigue tu camino. La vida está plagada de tontos que se creen el ombligo del mundo y necesitan hooligans a su alrededor. Yo estaba en un tanatorio y me reí. Me reí sin poderlo evitar. Parece que los muertos no toleran que te rías estando presentes. Los muertos requieren mucha seriedad. Hay que llorar a los muertos. Los tontos también se mueren. Hay mucho muerto tonto.

Por el enjambre de luz que surge del sol

se retiran muchos sabios a su cueva de sombra.

 Hay personas que son como el laurel de las salsas, eso se dice mucho. Hay otras personas que pasan discretas por la vida. Ya no hace el calor de antes, de estos días de atrás. Por el horizonte se ve un monte y detrás, las luces de Madrid. Se ve todo eso sentado en un banco en una pequeña loma, tras una andada por una acera ancha que va subiendo, subiendo. Al otro lado de la carretera, por detrás de ese banco citado, un restaurante italiano grandísimo abre sus puertas a los amantes de la comida ausónica. Tiempo atrás yo iba a ese restaurante. Me llegan al oído la conversación de dos mujeres, siempre larga y tendida, siempre interesante, siempre variada y sorprendente. Los narcisistas quieren fans, no alguien que les quiera. Los narcisistas dan mucho el pego. Los narcisistas son pesados de cojones. Un gato marrón claro se pasea por el césped, come una lombriz que ha entresacado de la tierra y sigue su camino. "Sigue tu camino", me dijo el narcisista. Nadie me había despedido así nunca. El perdonavidas está más tonto que el profeta Jeremías.

Por el peñascal dormido tras la luz 

florece el camino que llega a ti, bella amiga.

jueves, 15 de agosto de 2024

 Este va a ser el último blog que escriba hoy. Probablemente sea el último pues no tengo ni puta gana de escribir más. Los lectores de libros tenemos esa ventaja ante los que ven novelones en la tele. Los lectores hacemos una disección de lo que leemos y podemos volver a releer o a interpretar otra vez las novelas leídas. Los de la tele no, se lo tragan todo, todo ya hecho e imaginado por otros. Pero no quería yo hablar de ese tema. El blog se va terminando. Se termina, se agota, finiquita su tema y cuestión. Yo estoy en duda. La vida es así de mísera: hay algunos que viven bien y otros, para vivir bien, necesitan dinero, mucho dinero. A la vuelta del camino, nos veremos todos: los que abusaron de su poder y los que lo sufrieron. En una cajita estaremos todos puestecitos que es un primor.

El trigo crece, verde galante, a la orilla del río.

Nosotros crecemos envueltos, asediados, odiosos y mal avenidos.

 Yo tengo mi manera de distraerme. No tengo ni puta gana de escribir pero escribiré. Me he leído un tomo (me parece que son 9) de "A la recherche du temps perdú", de Proust. Está bien. Es muy introspectivo, descriptivo, de sensaciones del cuerpo y la materia que lo recorre en el medio espacio temporal. Es curioso, ameno y entretenido. En este tomo, Proust cuenta las sensaciones que ha vivido en diferentes habitaciones de diferentes casas en las que ha habitado. Parece mentira que la noche y su premonición pueda abarcar tanto espacio literario. Luego cuenta que en su casa se crea una niebla humeante por el tabaco que fuma constantemente.

Hay personas que dan la vida por otras.

Hay personas que la vida de los demás les parece un objeto, un trámite tonto para sus deseos, una mierda, en definitiva.

 No tengo ni puta gana de escribir pero voy a escribir. No se oye a la gente en la calle. Normal: no la hay. Estoy así como fumando. Fumo, de hecho. Estoy fumando, concluyo. Mi hermano está oyendo al dandi de Barcelona. Entre unas cosas y otras estoy escribiendo este blog. Y creo que lo acabaré. Lo acabaré sin duda, solo me quedan cinco o seis renglones. ¿Os he contado la felicidad que vivió ese hombre en un noveno piso a cien metros de la playa, en la terraza, bebiendo un vino? No me acuerdo de haberlo contado. No sé si contarlo otra vez. Ya estoy acabando el blog. Este blog es curioso, habla del mismo blog, se basa en que se acabe el blog y ya acaba, acabando, acabado. Tómate un nolotil y métete en la cama si te duele algo.

La más hermosa sonríe al más fiero de los luchadores.

Es de cajón que somos pobres. Porque no somos ricos. Y dos huevos duros.

Como tengo que esperar casi dos horas para oír un programa que me gusta en la radio; como si voy a andar al pueblo de al lado suenan mis pasos solitarios al no haber nadie por la calle, como no hay nada abierto; como hay puente y todo el mundo se ha largado aunque sea a echar una cagá al río, etc, etc, etc, voy a escribir unas cosas para pasar el rato. La tarde está en suspenso. El dinero a crédito ya está gastado. Por lo tanto, hay que pedir otro crédito, a riesgo de arruinarnos, para las navidades, para los regalos y los centollos, que no falte de nada. La vida va poniendo chinitas en el camino del perdedor para que se acostumbre a estar molesto y agrio como perdedor que es. Así pasa la gloria de este mundo: muy silenciosamente. Gasta, gasta y gasta, fúmate el dinero, que para eso están los bancos. Ya crearon los fondos buitre, algo crearán hoy en día para que no falte de nada.

Las gotitas en el cristal resbalaban antes, cuando llovía en este mundo.

Para que supiéramos qué era la lluvia, qué era el agua, qué dolor atravesaba el estado líquido transparente.

miércoles, 14 de agosto de 2024

 En el Mercadona venden pollo asado. Una niña salta a la comba en mi imaginación. Las putas de todas las nacionalidades están dispuestas para el que quiera y pueda. Los rastros hostiles de las víboras ponzoñosas se deja ver en la campo seco, derruido y triste. La gente no tiene ni idea de cuánto cuestan unas vacaciones. Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desvencijados, podridos de la edad, muertos por los políticos nefastos. Yo sí que creo en Dios, creador del cielo y de la tierra. Los alemanes crearon la II guerra mundial, con sus ideas de controlar todo el planeta. Una cabra baila en el taburete mientras el gitano toca la trompeta. Las familias ricas venden su casa con jardín y salen ilesas del desplome de la bolsa de Walt Street. Tócate un poco en la cabeza a ver si la tienes hueca que puede ser que sí. Sunt pauci qui estudiant modus entrovit plenus ad templum. Sit tu ipso.

En el poema, escupe dentro, desahógate, mata al rey y al presidente.

En la vida, camina callado.

 Ayer hizo fresco. Hoy ha vuelto el calor. La chica anda con soltura,  meneando el culito con mucho garbo. Son las 12 del mediodía. Todo es increíble cuando el sol se alza a lo alto del cielo. Unos tapiceros anuncian sus servicios. Por las calles se cuela el sol por las rendijas menos pensadas. El paraguayo sigue en el bar restaurante aguantando clientes, horarios, tirando cafés y cañas. El paraguayo es casi gigantesco, muy grande, casi asusta. "El Jarama" es un libro temporalmente situado en el verano, en las orillas de ese río. No pasa casi nada en esa novela, solo una chica que se ahoga. "El Jarama" describe mucho: describe un bar, describe los árboles y describe gente que acude al Jarama a curiosear. Es una novela, pues, muy descriptiva. También hay mucho diálogo, muchísimo diálogo. De "El Jarama" hice yo una investigación gramatical que me valió un 10 en la asignatura "Lenguaje coloquial". Recuerdo cómo fui desentrañando un aspecto del diálogo de esa novela de manera muy fina y original. Me lo pasé bien estudiándola. Tengo que caminar. Ayer no caminé. Hoy caminaré porque el que mueve las piernas, mueve el corazón.

Una pausa de sol me condujo al cristal del día

para reconocer que ese día era como ayer, como mañana será.

martes, 13 de agosto de 2024

La noche ya acude al noveno piso de un bloque de viviendas a 100 metros del mar. Un hombre ha estado viendo una película de hora y media y tiene en el congelador, a buen recaudo, una copa de vino blanco. Se acerca al frigorífico, saca la copa llena de la líquida ambrosía. De la terraza ya viene una brisa fresca. Estamos a mediados de agosto. Mucha gente dice adiós a sus vacaciones. Este hombre no. Ya está jubilado y disfruta de su piso noveno a 100 metros del mar. Se sienta en su silla de bambú, bebe a lentos sorbitos del vino blanco. Sorben también los poros de su piel la brisa marina que viene muy fresquita. La luz del día se apaga. Empieza la luz humana, artificial del horizonte: pueblos costeros, turísticos, faros... Bebida la copa, se mete en la cama a dormir la tarde, a dormir el vino y la oscuridad de la noche.

Se empieza  a agradecer el fin del verano.

Llegan lluvias y tiempo más fresco.

domingo, 11 de agosto de 2024

 El día está de caída. La noche, elegante y tersa, ya llega a los confines del piso de ese hombre. Ese hombre ha visto el telediario con el único interés de que el vino, en el congelador, se enfriara convenientemente. El mar a 100 metros respira como un animal. La brisa llega dulce como una especie de miel refinada. El hombre, después de ver el tiempo, se asoma al congelador, coge la copa de vino y sale a la terraza del piso, un piso noveno, y se sienta en una silla de enea. La brisilla le va alimentando la piel por todos sus poros. Bebe despacio la copa, mira el mar embelesado. Sabe que nunca estará tan bien como en ese momento. Bebe muy despacio. La noche llega por fin. En el horizonte, muchas luces lucen su luz humana, artificial, mundana. Ya ha terminado la copa de vino pero no la contemplación del mar oscuro y las luces al fondo. Entra en su habitación, se acuesta, duerme un sueño enredado con la tarde, con el vino, con la oscuridad de la noche.

El hierro que hiere la tarde, el sueño que sofoca la vida

dura poco, dura poco.

sábado, 10 de agosto de 2024

 En la terraza del piso, a cien metros de la playa, la piel de ese señor saborea la brisa marina. Bebe vino muy frío que sacó del congelador hace un rato. No somos nadie. La sombra nos ocupa por dentro, nos hace merecedores de la muerte, de la oscura noche en que nuestros pasos no sean nuestros pasos. Los días pasan, nuestro cuerpo late como late el corazón pero cada vez más torpemente, más difícilmente, más arduamente. El piso, las cosas que teníamos en el piso, los andares, el vinito enriquecedor del alma, todo pasa como un ciclón que aventurara que no somos nada ni nadie. Todos vamos tristes por la vida porque la vida se acaba un día, una hora o un segundo del reloj del destino que nos marca el camino de salida de este mundo tan aborrecedor de los seres humanos.

En las ciudades en las que se buscan placeres furtivos a todas horas,

yo vivía la luz del mundo, yo pertenecía a la vida, yo luchaba.

 Hay un niño que berrea porque no le dan lo que quiere. Infla sus pulmones en llanto y lo suelta. Quiere montar en moto. O quiere una moto. Los niños de ahora quieren quimeras, quieren cosas que no son de su edad, quieren lo imposible. El espejo imitaba la vida de su alrededor vagamente, fielmente pero sin hablar. El espejo no hablaba. Solo grababa a una madre con sus hijos dándoles amor, solo grababa lo que se acercaba a él. Lo grababa como si fuera de mentira, como si fuera falso lo que ahí dentro había. Rectilíneo, de figuras de cristal, de carne densa que pasa a ser carne cristalina. Los días pasaban y en el espejo seguía habiendo, en reflejo, el mismo amor de la madre por sus hijos. Y los hijos no lloraban, ni gritaban, ni lanzaban objetos contra el espejo, tan frágil. Y todo tenía la perfección del amor de una familia bonita, salada, hermosa.

Se notaron los goznes de la espalda, crujió algo en su columna.

Y decidió olvidar sus paseos por la ciudad.

 Decimos o decíamos: creo en un Dios todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra. A ese Dios ya no lo queremos, le hemos vuelto la espalda. El humo del tabaco roe las ideas, las llena de aristas, de circunloquios, de tesis baratas, de populismo, de anclajes para decir que solo la ciencia nos salvará. Algo creó otro algo y aquí lo tenemos. Para disfrutar o para contemplar. El pájaro, la higuera se estremecen en el aire. Aparatos sin número llenan las casas para ver el mundo. Nos creemos alguien poderoso. La luna cerca la noche con su luz efímera. Todos sabemos, sin saber cómo, que un Creador existe. Los kilovatios hablan más que las bocas.

Pensamos que pensamos pero no salimos de ahí.

Es duro no saber, es duro ser un ignorante pero preguntando quizás se llegue a Roma.

 Hace un calor soportable. Tengo la ventana abierta y corre brisa. Comemos sombra, la paladeamos antes, en esos momentos en que no damos nada por nosotros, en ese ínterin en el que el alma va a la deriva y nos hace ver que no somos nada, un punto quizás entre tantos puntos que hay en el mundo. Gritamos para que solo lo oigamos nosotros, un grito seco y diferente. El pelo de la cabeza se nos eriza por momentos, la piel se atasca en su sentir el viento y nosotros avanzamos en un mar turbulento y herido de las heridas de nuestro espíritu. El estupor de la piedra nos recuerda nuestro sino: un montón de huesos fríos y apesadumbrados que andan y andan sin saber cómo ni dónde ni para qué. Esos somos nosotros: un rumor de carne y huesos que vacía el aire un tanto hasta que ya no sabe, hasta que ya no sigue el itinerario, hasta que ya rompe la luz del día.

Apabullante grandeza de este mundo erosionada por el hombre:

Dale tu luz al día y tu oscuridad a la noche. Por siempre.

jueves, 8 de agosto de 2024

 He buscado la traducción de "demont" en catalán y me sale que es un simple apellido. Pero en francés, "demont", quiere decir eso, demonio. Yo no veo nada demoniaco en un tío que escapa dos veces de la justicia. Se parece más bien al Lute o a Curro Jiménez que a los personajes de Stephen King, por ejemplo. Vuelve el mito del Lute a España. De todos modos, hoy la luz del sol entra a raudales en la capital del reino, la vuelve casi transparente a través de tejados y cables y antenas y palomas y tendederos y patios de luces y los mismos madrileños parecen transparentes de tanta luz que soportan durante todo el día. Y menos mal que ya estamos en agosto, un agosto fuerte y cálido, menoscabador de conciencias y propagador de duelos del cerebro y mal componedor de fortunas y dignidades.

Son las horas breves porque se llenan de belleza, aquí, en el río.

Y cada minuto que saboreo a la sombra es de felicidad.

 Zarzuela del Monte es un pueblo en el que hay una pastelería llamada "Tentaciones". La verdad es que yo solo he ido un día allí a comprar unos bollos. Esta pastelería está al final del pueblo, camino de Monterrubio y del río de la huerta. El pueblo, según se ve, es una cuesta abajo. Decir que un pueblo es una cuesta abajo parece algo disminuidor o casi denigrante para el pueblo en cuestión. Yo solo sé que en mi pueblo, la calle principal no hace más que bajar y bajar haciendo remanso en la iglesia y en la plaza. En mi pueblo yo ya casi no conozco a nadie de la de muchachas y muchachos que han crecido allí. Los de mi edad y los de una generación más abajo y más arriba se han casado y tienen hijos y son familia. Siendo familia, se juntan con otras familias. Los solteros no lo tenemos fácil pues, allí, en mi pueblo.

Quédate soltero en un pueblo 

y te quedas más solo que la una.


miércoles, 7 de agosto de 2024

 A la madre la hija la trataba como una enciclopedia: ¿qué es una hormiga? Un insecto. ¿Qué es un insecto? Un bicho. ¿Qué es un bicho? Y así con todo. A veces la madre se aturullaba y no sabía qué contestar por la intensidad de las preguntas de su retoño. Esta sequedad tan fuerte en el ambiente no puede ser nada buena. Un ojo como una gota de agua de mar va mirando qué sucede más allá del mundo y el universo. La sed de vivir de la palabra es asombrosa en la conciencia del ser humano. Si pudiera volver a aquel rincón de esa playa donde transcurrió esa meditación alada que me acompañó el viaje. Si pudiera...

El tic tac del reloj golpea el tiempo muy despacio, muy despacio.

Para que sintamos que todo es un fluir, un agotar los pasos.

martes, 6 de agosto de 2024

 Tengo que hacer caso al cuerpo, dijo el director, y salió con prisas del escenario. Todos nos quedamos un tanto sorprendidos y esperamos. Al cabo de un tiempo no muy sostenido, el director volvió con un rostro aliviado. Se rodó la escena, hubo descanso, nos comimos un bocadillo y yo le dije a Fermín, que también hacía de secundario: es la primera vez que oigo esa expresión para esa necesidad. Fermín me dijo: yo ya la había oído pero en inglés, cuando estuve en América. Yo le dije: a lo mejor, el director ha estado en América, la de los yanquis. No lo dudes, me respondió Fermín. Y me dio envidia de los dos pues yo era muy poco viajado. Me tocaba actuar en una escena de mucho odio y de caras cercanas. Lo hicimos bien la actriz principal y yo pues la toma fue válida. Yo interpretaba a un conde que hacía la vida imposible a una noble. El director me decía que siguiera en ese tono y tal, que así iba bien y yo, venga, duro y dale, cara de odio, sarcasmos e insultos velados, amenazas al oído de la bella protagonista. Me lo estaba pasando en grande pero mañana me moría. Me pasaba un carruaje por encima, después de herido de bala. Tendría que buscar otro empleo por los circuitos del cine justo al día siguiente. Tenía que dar de comer a Elisa, mi mujer y a mis dos retoños, que no entendían de atropellamientos de carruajes. Al tercer día de buscar, conseguí un papel. No era muy vistoso, pero me daba para un par de semanas: un esbirro, un papel tranquilo pero también moriría pronto. Parece que me muero muy pronto últimamente en esto de actor secundario.

Dormir es como darle tiempo al día;

duerme un poco con luz, dale más tiempo al día.

He ido por boquerones. He comprado más cosas. He llenado dos bolsas. El pescadero estaba de buen humor. Es un hombre dicharachero. He dejado el pescado justo para enharinarlo y freírlo. La vida debe de estar en otro sitio. Ramón Ramírez ha cortado el rabo al perro de Ramón Ramírez. Ayer estuve en Torrelodones. Es un pueblo donde noto que hay cierta intelectualidad en el ambiente por la gente que vi y las conversaciones que escuché. Las mañanas pasan despacio. Por las tardes voy a la biblioteca y allí las mato, una hora sobre otra hora, leyendo diarios, leyendo novelas y libros de ensayo. Los autobuses verdes van casi sin gente y tienen un horario penoso en verano, van cada media hora o así. En Majadahonda hay cosas que en mi pueblo no las hay. En Majadahonda hay gente que sale a la calle y se las ve caminar como si estuvieran vivos. Mi pueblo es un boxeador que ha caído en la lona y la besa y la besa.

La imperfección del mundo se ve en muchas organizaciones, sistemas, cooperativas

y también individualmente.

 Me he prometido a mí mismo comprar boquerones y freírlos. La otra opción era hacer una tortilla de patatas. Dos elecciones un tanto laboriosas pero muy sabrosas. He estado leyendo mi librito titulado "Cara y cruz". Va del concepto que se tiene de la muerte a nivel general y mío particular. Esta noche he dormido mal por cenar demasiado ayer. Yo ya no estoy para grandes ingestas. Iré al Ahorramas por los boquerones, aunque bien sabe Dios que yo desearía comprar sardinas, y los freiré. El día se ha levantado con un vientecillo muy agradable. Ayer tuve la idea de ducharme antes de meterme en la cama y ya es otra cosa: en agosto, frío al rostro. La vida se desenvuelve quizás como un guerrero pero también como un sirviente fiel. La vida nos roza, nos teme, nos apabulla. Ojalá el siguiente libro que me lea tenga la intensidad de lo nuevo y la oportunidad de un aprendizaje.

La vida surge: mírala por dónde va. ¿Es solo mía o también de los demás?

La vida es inmensa. Acoge un mundo entero en su seno. Cuídala.

lunes, 5 de agosto de 2024

 Yo me quiero ir a Madrid porque en Madrid no hay arena por todas partes. Y no hay que hacer cola para comer. Y no estoy rodeado de gente a todas horas. Me quiero ir a Madrid, vociferó en los oídos de su mujer, que, sin embargo, sí disfrutaba en Santa Pola sus días de vacaciones. Pues vete, hijo, quién te lo quita. No me quiero ir solo. Quiero que me acompañe alguien que esté también harto de este sitio. Un sobrino se atrevió a decir: yo estoy harto también de todo esto. Y era que tenía una medio novia esperándole en La Latina. Tomaría con ella unos gin tónica por las tardes en ese barrio tan sorprendente y peculiar. Y se fueron y dejaron atrás pronto el mar, la arena y Cristo que lo fundó. Y al llegar a Madrid echaron de menos la brisa marina pero vieron que todo era más limpio y más decente que en Santa Pola.

Los problemas que aquejan al ser humano casi todos son creados por el propio ser humano

y la solución de esos problemas pasan por otros seres humanos que se dedican a arreglar los problemas que crean los otros seres humanos.

 Y llegué yo a La Latina andando desde Moncloa y me vi metido en un rodaje de una película. Había algunos espectadores como yo a los que se les pidió silencio absoluto. Entonces, la cámara se dirigía a una pareja de enamorados que hablaban y hablaban por unos minutos y al final, se dieron un beso compromisorio. No conocía al director, un hombre grueso y feo que salió de su silla diciendo: "vale, vale". Luego, seguí paseando pensando si la vida no sería cine, no sería una comedia o tragedia en la que nos están grabando quizás para el más allá. Alguien nos está grabando, nos está cogiendo nota de lo que hacemos en la Tierra. Me fui pensando estas cosas cuando vi por una cristalera a la protagonista que se estaba poniendo tibia a gin tónica con otro chico que no era el de la película. Entré y miré directamente  a la chica actriz: estaba escuálida, se reía como una posesa, espasmódicamente, se notaba que disfrutaba de un momento de libertad de los rodajes. Y yo pensé: también te están grabando ahora. Quizás con más detalle que el director gordo anteriormente. Salí del bar constatando la borrachera de la chica actriz y me fui hasta Móstoles en el metro sur. Allí descansé en un parque y, cuando hube meditado una media hora sin ver nada más que a un anciano, cogí un taxi y me vine a casa.

La Tierra es finita, el Cielo, infinito.

La Tierra es imperfecta, el Cielo, perfecto.

domingo, 4 de agosto de 2024

 Lo que para uno es un aburrimiento, para otro es una manera feliz de pasar el tiempo. Pongamos por caso, leer. Hay personas tan poco educadas en la lectura que no leen nada y si leen, casi no entienden nada a los primeros renglones. Para unos, viajar es lo más, hacer las maletas ya les produce un placer. Otros viven eso de viajar con angustia y miedo, así que no viajan. Comer y beber para unos es una forma de pasar mucho el rato pues hacen unas ingestas que duran mucho. Parecen a Gargantúa y Pantagruel. Otros comen pero no placenteramente, sino obedeciendo a la idea de sobrevivir. Los hay que hacen rutas gastronómicas para comer en los mejores restaurantes y así, la comida se llena de un significado muy poderoso. Personas hay que les encanta dormir y otros que con 4 horas al día de sueño hacen el apaño. Todos somos distintos, ¿no? Es lo que se colige de lo que voy explicando. Pues eso quería decir y ya lo he dicho.

La naturaleza humana ofrece espectáculos sorprendentes, casi prodigiosos.

No es posible pues rebajar la naturaleza humana a un patrón mezquino.

 Un día andaba yo por Atocha y me acerqué a la cuesta de Moyano, donde los libros, y la dueña de uno de los puestos, encarecidamente, me dijo que comprara un libro nuevo que había salido esa semana. Que lo había escrito un negro de Zanzíbar y que era muy bueno, sobre todo, divertido. Contaba el negro, de cuyo nombre no me acuerdo, la historia de una negrita muy asustadiza que se asustaba del color negro de toda su familia. Eran tan pobres que no tenían un espejo para que viera que ella también era negra y tal. Hasta que esta negrita va a una casa a limpiar y en la entrada de la casa hay un espejo enorme y allí la negrita se da cuenta que también ella era como el resto de su familia. Es un shock para ella, pero se pone a limpiar la casa y ya no pasa nada más reseñable. Cuando llega a su casa la negrita se la ve avergonzada y como con cara de tonta y todos sus miembros se dan cuenta de que ha caído del burro. "Se habrá visto en un espejo de esos que tienen los negros ricos", dijo la madre y toda la familia calló y no quiso ensañarse con la torpeza de la negrita. Entonces llegó al barrio un batiburrillo de actores y actrices y cámaras y luces y todo eso que lleva el cine que es muy sabroso de leer en el libro. Y la negrita se hizo actriz de comedia e hizo reír un montón a todo el mundo pues la chica se sabía muchos chistes de negros y de blancos y le pasan muchas cosas pues a las personas cándidas y buenas les pasa de todo y se acaba el libro y es muy bonito leerlo.

Si tienes un problema,

cuéntalo, ya con contarlo está un poco resuelto.

 Otro día vi una película neozelandesa en el cine. No me acuerdo del título pero iba de un padre de familia muy viajero que hacía eso, irse de viaje él solo a todos los sitios. Supongo que tirando de decorados, el tipo parecía que estaba en la sabana africana durante tres días. Luego, otro decorado, le situaba en el puerto de Sidney y más adelante, se le veía en Sevilla, en una corrida de toros. La peli tenía buen ritmo, molaba hasta que el tipo harta a su mujer, que le pide el divorcio. Entonces, todo es un rollo de discusiones, abogados, juicios hasta que, al final, la mujer se queda con todo, como suele pasar. Al tipo le queda poco dinero pero no deja de viajar y... mendigar lo que come por cualquier sitio al que va. Y le va bien hasta que llega a Lima y un drogadicto le sodomiza brutalmente, luego vive un terremoto en el que casi desaparece por la abertura de la tierra y por fin, regresa a Nueva Zelanda y consigue llevar una vida normal veraneando en la playa con otra mujer y otros hijos.

No dejes de aceptar tu rol en la vida.

Es algo que nos distingue del feo instinto.

 Hay que querer a los que tenemos cerca. A los que no vemos casi no hay que quererlos y a los que no piensan en nosotros es dificilísimo quererlos. No queramos en balde. Queramos a lo "querible" que haya a nuestro alrededor.

 Estoy recibiendo una media de visitas de 100. No está mal. Estaba yo viendo una peli de un tipo que debe al banco 12.000 dólares y no se le ocurre otra cosa que atracar una furgoneta llena de móviles. Le pillan enseguida y va al trullo. En el trullo, hay un convicto que le coge asco y le pega palizas, unas palizas horrendas sin huella pues se las da con una toalla mojada y una pastilla de jabón dentro. Al final, se enteran los guardias, que le aíslan en una celda hasta que se corrija el asunto. Tiene varias hemorragias internas pero le curan. Resulta que el menda se pone a estudiar derecho, como el Lute, pero al principio, le da mucha pereza y tal. Hasta que da con otro preso que ya casi es abogado y le anima a estudiar. Luego hay un flash forward y aparece este hombre al que se le olvida la fecha del examen final y tiene que esperar a septiembre trabajando en un taxi asalariado. Vive en una habitación y comparte espacios de la casa con una dominicana muy bruta y un hombre que no para de decir: "os voy a matar a todos", pero nuestro hombre no se asusta. Al final se hace abogado laboralista y lleva asuntos de despidos y todo eso. Puede comprarse un piso y se echa una novia escritora que usa la historia de su vida para escribir una novela que solo alcanza los 1000 lectores. Entonces, nuestro abogado laborista se pone a escribir una historia a dos manos con su novia y sale otro Harry Potter y se forran. En la peli, en el día de hoy, se nos presentan en Hollywood de guionistas de series especiales y ganan una pasta gansa. Cuando el abogado se acuerda de la furgoneta le entra un risa tremenda, tremenda.

Las historias están ahí, no hay mas que contarlas.

Pero contarlas con el estilo requerido.

 Para todos los asuntos humanos hace falta paciencia. Para conseguir un buen estado de salud después de estar enfermo, no hay cosa como la paciencia. La paciencia ayuda a que los días pasen efímeros y temblorosos. La paciencia ayuda a no envidiar a otros que lo pasan bien. Bueno, no lo pasan bien: ríen como estúpidos de cosas sin importancia. Para largarte de un sitio en el que no estás a gusto, paciencia. Para no lamentarte mucho de una situación incómoda, paciencia. Paciencia para todo, paciencia para afrontar los dilemas de la vida. Todo el mundo necesita amor y cuidado. Y paciencia.

No sé si la luna gira, no sé qué es este satélite tonto.

El agua la obedece y los selenitas.

Llegar a un sitio nuevo es estimulante pero estar días en él, no. Así les pasa a los turistas, a los turistas que no tienen pasta para pasar de un continente a otro, volar de Tailandia a Madagascar y de allí a Kenia, por ejemplo. Los turistas baratos pasan unos días casi asquerosos a partir de los tres días que ocupan destino, comen mal, están ya hartos del mismo paisaje, de la arena y el agua de mar, de la sombra y el sol, del hotel, del paisanaje, de los bares con roña y óxido por el salitre continuo, donde les clavan como a Cristo. Pobres turistas, que mal lo pasan y cuánto añoran la casa inicial, la casa patria que dejaron atrás para sufrir estas inconveniencias del turisteo. No sé si será así pero yo, cuando antaño iba 7 días de turista, a los tres ya pensaba en volver como una bendición y contaba los días que quedaban. Recuerdo especialmente esos días en Gijón, una ciudad hostil al forastero. O recuerdo esos días en la ciudad de Alicante, que ya no sabía dónde ir. En fin, el turismo es lo que tiene: mucha novedad pero también mucho inconveniente. ¿Que no?

Turismo sí, pero moderado, que se quepa en el mar y en la playa.

sábado, 3 de agosto de 2024

 Ponen un titular en El País: "Reconquista, mito o timo". Yo no sé qué gana este diario con tanta revisión histórica. Es absurdo. Un episodio de siglos que aprendíamos (ahora ya no sé qué se aprende) en el que un país o una nación gana terreno a una civilización hasta culminar toda la reconquista de esa nación. Dice ese diario que la reconquista es algo o símbolo o idea de derechas. Yo no lo creo así y así estudié los logros de Alfonso VI, Alfonso X, Jaime I, Fernando III. Para mí no es de derechas ni de izquierdas constatar un hecho histórico que afectó a toda una nación. A ver si dejamos de ver la historia de modo ideológico. Claro, que a mí lo que diga ese diario me da igual. Paso de la política como de comer mierda. A mí la política no me dice nada, no me parece directora de la historia. La historia la hacen otros, no precisamente los políticos, a ver si nos vamos dando cuenta de esta cuestión. Me voy a ir a caminar pronto. No te juntes con una persona a la que hablas y no te hace caso. No te juntes con una persona que no dialoga. Recuerda que de las 1102 páginas que tiene el Quijote, 700 páginas son diálogo. La gente normal dialoga. Los demás hacen disparates y se ponen delante de ti como palos de fregona y eso no mola.

Charles es un río que fluye mientras Dámaso Alonso lo contempla.

Charles es un rumor, es un cautivo del mar, es amplitud de alma.

 Tengo que estar escribiendo hora y media hasta que coja la puerta y me vaya al pueblo de al lado pero no sé si tendré ganas. Hoy he estado hablando con Carlos, un amigo mío. Me ha contado un montón de cosas de su vida. Las penalidades de este amigo yo las conozco sin que me las cuente. Aún así, me las cuenta. Un buen amigo que abre el corazón a otros amigos. Al que solo te quiere por interés, huye de él, no sacarás más que disgustos. La gente yo no sé si se hace interesada y desalmada o ya nace así. La gente que ni pasma ni habla no merece la pena. Oculta todo y todo es un lío de afectos estúpidos y raros. Menos mal que yo, a eso de las 7, me piro. Hay que tener amigos en este mundo, no pegotes. Hay que tener a alguien que te cuente sus penas y que tú también se las cuentes. Palos callados y siesos no molan.

El espíritu del hombre ha ganado estos sentimientos: el de la libertad y el de la verdad.

El que atente contra ellos, no será llamado hombre sino bestia.

viernes, 2 de agosto de 2024

 Ya me he leído "El tiempo entre costuras" de María Dueñas. Cuenta la historia de Sira, una aprendiz de costurera que huye a Tánger con un amante que la deja tirada y llena de deudas. Consigue rehacerse en la pensión de Doña Candelaria, llena de extraños personajes. La aventura que da lugar a que Sira consiga emerger de la miseria es alucinante. Luego conoce a esa mujer inglesa tan peculiar, amante de un embajador de Franco y también conoce a Logan, el espía inglés con el que se liará al final de la historia. La madre de Sira pasa la guerra en Madrid y es la que la alienta a servir de espía para los ingleses de la mano de Hillgart. Sira tiene que enviar mensajes cifrados sobre los alemanes que quieren que España entre en la II Guerra Mundial. Su última misión es encandilar a un empresario portugués para sonsacarle sobre el negocio del Wolframio de los alemanes en las minas de Beira, una región de Portugal. Este empresario ordena la muerte de Sira pero esta se libra. Hay unas escenas de acción en el Lusitania Exprés, tren de Madrid a Lisboa. Después, se narra el amor que se tienen Sira y Logan. Con este encuentro de los dos se acaba esta parte. Esta novela tiene continuación pero dudo yo de que vaya a leer otra novela sobre este personaje tan valiente: Sira. Empecé a leerla porque Paco la encontró en una librería de viejo. Me ha durado un montón.

La lectura es algo inenarrable, muy bonita de sentir.

La lectura te lleva a Tánger y a Burgos y a Madrid.

 Rodar kilómetros con el coche me gusta mucho aunque hoy por hoy no pueda ser. Hay que levantarse a las 7 de la mañana para coger sitio en la playa. Luego, todo es un mogollón de gente en la arena y en el agua. Monótonas hileras de álamos mortales recorren las orillas de los ríos, allá en Castilla, donde los ríos socavan la arena adormecida. Me gustaría no escribir tanto y sí recorrer algún sendero tranquilo en la tarde de agosto estremecido. Oídos de escayola, no oyen la voz de los vencidos, no escuchan a los que miran la luz del sol a pleno día sin agua ni la sal de las alturas. Qué personas más insensibles a los olvidados, qué poca luz llevan en sus almas de cuervos. La vida, si se mira, es una desigualdad, es una envidia, es un deseo no cumplido.

Las piernas de los chóferes aletean y suspiran

por llevarnos en coche a la playa más salvaje.

jueves, 1 de agosto de 2024

Amor a la obra de Dios. Amor a los seres que nos rodean. Amor a quien puedas darlo. Amor venido de una fibra humana enjundiosa. Amor a lo creado. Amor sin sentido casi, amor que entretiene la vida. Amor al alma y no a las cosas. Amor a uno mismo. El corazón del hombre se angustia: nada queda tras el telón de este teatro al que asistimos. Vemos cosas falsas entre lo falso del mundo y no nos gustan. Hay un noble peregrino que nos habla de las cosas de Dios y no hacemos caso. Cogemos el reloj, la camisa, el imponente gesto y salimos a la calle. Y no vemos porque este mundo no es carne y metales sino alma y dulce reflexión. Hay que conocerse y conocer a los demás.

Pronto el higo albergará mieles

para la dicha del temblor tranquilo en la mañana.

 Tengo unas rodajas de patata cociendo. Las añadiré a las verduras en la sartén. Paco me ha ayudado cortando las verduras. Las verduras son: pimiento rojo y verde, berenjena, calabacín, patata cocida y setas y un tomate gordo de ensalada. Todo muy barato. Paco irá por pan y comeremos a eso de las 13.30. La patata ya está cocida y Paco lo ha cortado muy fino todo como para un golpe de calor. Amor al ánimo, cariño al buen humor, buscar la tendencia buena que nos avive, dormir a gusto y sentir el amor de Dios en la Tierra. No todo es placer artificioso o material. También hay un placer austero y ancho por el que percibir el poder del mundo. La luna ya ha salido y ha alumbrado la noche. Ahora le toca el turno al sol. El día bulle de amor sereno.

Decora con hojas de otoño este verano verde y azul.

Para que pierdan fuerza el mar y los cipreses.


 Casi me acabo de despertar. Veo una imagen de Trump en internet. Me molesta la política. Los dirigentes que hay no me gustan. No dicen la verdad. Hoy tengo que hacer a la plancha unas verduras que compré ayer por la tarde. Me costaron todas 5.40. Ya digo, los políticos de ahora a mí me parece que hacen de su capa un sayo y pasan de la ciudadanía. Les gusta mucho el poder. Hoy parece que va a hacer calor. Por fin estamos en agosto. En este mes se disuelven muchas fantasías de la gente, se acaba el verano, empieza la vuelta al cole. Ya estoy acabando este blog. Tengo que ir a Las Rozas. Tengo el hormiguillo de andar y andaré a eso de las 6. La vida es como una goma que se estira y se estira hasta que se hace débil y se rompe.

La libertad comienza cuando nos libramos de muchas cosas que nos atan a la tierra.

La libertad está sujeta por el amor a los demás.