domingo, 30 de junio de 2024

 Estaría cojonudo que, al que se le apareciera la virgen, tampoco creyera en esa aparición. Creo que esto está pasando en el mundo entero, que, ni los que deberían creer en los ciudadanos, creen en ellos mismos y los fantoches de gobernantes no hacen más que tirarse discursitos estúpidos. O sea que ya nadie cree en nadie y todo se va al garete. Con dos guerras en el mundo y con la tensión de una nuclear que está rondando todo el tiempo, las vírgenes no se aparecen a nadie a decirle: "andaos con ojo que el mundo se va a la mierda". Si yo fuera virgen o santo que tuviera que dar algún mensaje, en una aparición, ese es el que daría. La gente se cree que se puede vivir de espaldas a unas guerras que lo están encareciendo todo, pues las armas valen mucho dinero, y se van, crédito mediante, a la playa a engrosar todas esas barrigas y culos desaforados. Pues que no nos pille con el pie cambiado (sin un duro) la guerra total que se está cociendo en Europa y en Oriente Medio. La gente se cree que vivimos en los mundos de las terracitas de verano y esas martingalas pero no. Vivimos en el mundo de las kaslanikov y los misiles inteligentes. Las personas deberíamos aprender de esos misiles y no portarnos como si fuéramos tontitos con caprichitos. En fin, la mierda se reparte muy bien en este planeta en el que sobran más tontos que pan. Que la virgen que se aparezca hable claro y avise, que el tiempo está realmente, para duras admoniciones.

El agua que fluye y el pan que se cuece

da la razón de ser a mucha gente que hay por el mundo

jueves, 27 de junio de 2024

 Los vástagos de la gran nube fluyen por mi cuerpo llenándolo de inseguridad. Las escuelas del amor sufren porque no encuentran el alfabeto que las haga legibles. Mil violines acechan el curso del río por tratar de desviarlo hacia regiones más hondas, más sinceras. Los animales disecados expulsan sus raíces naturales por los hocicos, por las extremidades yertas. Los enemigos de la luna ya corren por el espacio infinito, ya alteran con sus gritos la noche de verano. Tus ojos me recuerdan el rescoldo que quedó de las espigas requemadas. La pena de no saber vivir me persigue cruelmente pero tengo de aliados a las historias, las viejas historias de papel.

Algún vivir se define en mi horizonte de azul intenso

para que fluya la gana y el meteoro y el sol prudente.

miércoles, 26 de junio de 2024

 Llueve en junio. Parecería que no, pero sí. El verano ha venido raro este año. El corazón de los bostezos se sale del alma y empieza a habitar todo el cuerpo, demediándolo, rompiendo su piel y sus huesos por siempre jamás. Teñidos de domingo, en espera de la fiesta, los trajes aguardan en el armario joven de la desdicha. Tengo ideas en el bolsillo que no se hacen realidad y guardo, dormido como un gato, una llave escueta y pequeña para matar los gigantes del día, esas horas inmensas que se retuercen entre las calles más ignotas de la ciudad. Y así voy pasando el día, deseando que me abracen, me digan algo cariñoso, me animen a vivir otra hora simple y rauda como un coche de carreras.

Mi esqueleto se sacude el olor a cementerio

mientras bailan heterodoxos grajos sobre las tumbas.

martes, 25 de junio de 2024

 Tanto se duermen las manos que pasan por ellas todas las cosas y ninguna queda sujeta. Los ritmos del tiempo son otros, son los de pasar y pasar como por un agujero estrecho. Hay que componer bellos versos, melodiosos como el laúd, quizás dolorosos como la quimera que está desolada, quizás como el río que no llega al mar. Hemos de callar sin que el dedo grande nos señale como si fuéramos los apestados de este mundo. En el pecho hay una semejanza a Dios, a lo bondadoso y queremos algunos ser como ese hito en el camino que nos señala que vamos bien. Hay que ejercitar las piernas y el corazón esta tarde, cuando ya el calor baje.

Haz que en mi entraña habite el amor a los demás

aunque sea poco, para que nunca me falte el amor.

lunes, 24 de junio de 2024

 Desde allí te contemplo en pie y piedra, me cuadro como un militar esperando el saludo y rompo las urnas llenas de cenizas. No soy el de ayer, aquel confiado ser que andaba por la calle orgulloso de su cabeza. Iba por los bulevares y volvía a sus versos con la mochila llena de emociones sutiles. La muerte es el hueco sin luz de una escalera de unos pisos del centro, del centro de las horas pasadas. El aburrimiento toma el testigo de las horas cansadas y corre, corre como lo hace el viento del sur pero sin poesía intermediada. Solo hay una forma de matar el tiempo: escribiendo lindos versos a la luz vespertina de un encinar antiguo. Hay una colección de sueños lleno de bruma y cansancio. Hay que andar, andar a la miseria, pero andar.

Vuelan alarmas por radio y redes sociales y televisión:

nos cansan, nos sentimos odiados y odiamos a otros.

sábado, 22 de junio de 2024

 Horas cansinas, horas grandes, horas sin volante, horas azules o nubladas. No puede ser el verano más cálido de la historia cuando empieza con granizo y sigue con nubarrones y chubascos continuos. La prensa dice. Nosotros vemos y sentimos. Madrid es como la novia tendida en el verde y el fango que inventó SZ. Begoñita firmaba allá donde se iban las subvenciones que indicaba su marido. Nada de particular, otra corrupta. Dice Javier Cercas que los partidos políticos deberían crear un sistema para que la gente honrada no se pervirtiera económicamente haciéndose corruptos. ¿Qué sistema es ese?Simplemente, no existe.

Gómez, Gómez, Gómez. Sánchez, Sánchez, Sánchez.

Pronto estos apellidos serán olvidados.

jueves, 20 de junio de 2024

 Suena melodía fm: just heart knows how I´m. El esplendor ciego del verano no me atrapa con facilidad. Aumentan los casos de primicias dulces que se agolpan contra los cristales mientras llueve. Quiero ver la resurrección de las palabras porque la resurrección de las horas juveniles no se aprestan a venir. Por las bocas que te adulan no pasean mis pies dormidos. Hay ladrones encubiertos de dineros excavados de un negocio que no es tal. Las penas que destila el corazón solo las conoce el que tiene ese corazón. Pocos son los elegidos y pocos estarán en lo alto del corazón del todopoderoso que hizo el cielo y la Tierra y al hombre. Los testigos de mi desdicha no se creen que pueda yo aguantar metales innobles que no ceden al rojo fuego.

La pequeñez de mis tiernos años infantiles

ha venido a mí de la mano del recuerdo. No hay nada de lo que quejarse.

miércoles, 19 de junio de 2024

 El tiempo pasa. Yo no puedo verlo pasar. Es como una condena de nervios y rabieta mental. El solar de la palabra nos pide que escuchemos al otro y no juzguemos lo que dice. Me da la sensación de que en España todo es un tremendo lío que no entienden ni los que lo han hecho. Por la ficción van los párrafos llenos de verdad literaria. Por los mares de la aventura surgen grandes poemas, grandes alusiones a la vida. Leo el periódico: jueces, políticos, en una maraña imposible. El mundo habitual se ha roto, se ha vuelto un embrollo, una quimera, una cucaña difícil de trepar. Diremos que sí a tanta barbarie patria, nos sentaremos en el sofá y veremos el tiempo pasar.

Debajo del sol de justicia van andando los harapos del miedo.

Inclínese la balanza hacia la sencillez.

martes, 18 de junio de 2024

Estos días inconstantes de junio, estos libros que voy leyendo, estas tardes sin paz. Poco tiempo queda ya para el verano. Las ciudadelas se revelan fáciles a la conquista, quietas en su desnudez militar. No hay motivo para la palabra aunque debemos decirla, debemos nombrarla. Lo que se deja por el camino da dolor pues ya no volverá. De todos modos, los siguientes días a la irracionalidad traerán una disciplina triste a las horas, una renuncia a la charla, un desdén por las bocas que ríen. A nadie importa en estos tiempos el destino de nadie. Es poco lo que se puede hacer, pero se hará.

Las noches transparentes abren luces sólidas

para que transite mejor la soledad del viajero.

 Espero, espero para todo. Espero incluso a que la luz renuncie de alumbrar el día. Deseo que la luz campee por las horas diurnas como un reptil palpitante. No sé qué hacer con las idas y venidas de los asteroides malditos. Mi cruz ya está preparada y tengo que portarla hacia los áridos cielos. Pero no puedo ver tanto azul encima de mí. No sé qué contiene la lata de la desilusión pero tampoco puedo abrirla para ver qué asco de menú me toca comer. Renunciaré a meterme en la cocina y ver las sartenes y cazos pegados a mi dolor insomne. La luz se hace y hace. La muerte nos iguala en la última votación a la que votamos todos. El verano ya está aquí. Sé feliz como lo fuiste en navidad. Pasea, lee, escucha, mira y cruza.

Desde el solar de la palabra, yo indico a la estación del sol:

mirar la vida como se mira a un techo olvidado.

 La angustia no logra sofocar el aullido de terror ante las horas que pasan sin ser llenadas de una actividad más o menos lúdica. El ludismo fue un movimiento de destrucción de máquinas que quitaban el trabajo al ser humano. La pena de vivir se agudiza cuando no hay nada que hacer a la vista. Leer quizás rompe un poco la monotonía del día, pero no se puede estar todo el día leyendo, como dicen que se tiraba el futuro dictador Stalin cuando era joven (se leía 500 páginas diarias). Leo el periódico y aguanto una hora sin fumar. Una vez en casa, pienso tristemente en sucesos penosos como la discusión de mi hermano con un energúmeno jefe de la asociación donde antes acudía. Ahora, ¿a dónde acudo? Los paseos serán mis aliados junto con las siestas reparadoras.

Una casa con árboles y amor a medianoche.

¿Dónde estará la dicha que no encuentro?

lunes, 17 de junio de 2024

 Y para qué puede servir esta palabra: ahora. Quizás para ponerse en marcha ya e ir al mar de una maldita vez. Quizás para que se llene de minutos la habitación una vez más y el día muera como murieron otros. Perdurarán los jóvenes que quizás hagan una España mejor y  más digna, perdurará el futuro de esos niños que gatean por la cama y por el suelo. Una voluntad contraria de peligro nos tiene atenazados. Los insultos son diarios, no podemos ser ya amigos de Marx y de la iglesia. La solidaridad ya no brilla, brillan más las zancadillas. La política se ha puesto agria como un limón podrido. La inicial de los esbeltos dedos de la dama reina de la fiesta se agarrotan, se tornan idiotas y de una latencia fútil. 

El tecleo de los versos más sutiles de este lado del mundo

no tienen el efecto deseado. Mueren antes casi de ser impresos.

 Ha muerto un amigo mío con el que me encontraba en la Gran Vía o paseando el perro. Era un tipo muy fuerte de ánimo y muy legal. Vaya con Dios. Las gentes que no veo es como si no existieran. Mi marco de referencia social no está, claro, entre esas gentes que no veo. En la butaca del cine, frente a la pantalla, se ve de todo. La pena es que la pantalla ha fundido a negro hace ya mucho tiempo. Y eso es todo lo que no se ve. Lo que oculta la pantalla. No quiero lanzar la lengua más allá de cuatro letras indómitas que aún se rebelan con el estado de cosas tan sucias y perras que vivimos.

La hermosura de esa anciana que ha sido de leyenda

ya no llega más que a una delicada piel de mujer buena.

domingo, 16 de junio de 2024

 A las buenas personas no nos gustan ni entendemos a los ladrones, a los traidores, a los ladrones traidores ni a tanto hijo puta que hay suelto por la vida. Nos hizo más ligeros el rail y luego el asfalto y luego el ancho mar y el manso cielo. Lo que no nos hizo más ligeros son esas almas oscuras y tenebrosas que tienen acciones y palabras de cerdos. No me gustan los seres que hacen daño, que arruinan familias por su puta codicia. Pero está estipulado así. Hágase tu voluntad, dice la oración. No sé si a Dios le gustan los hijos de puta pero cada vez abundan más, es la impresión que me llevo en este mundo que en vez de dar ejemplo de bondad, lo da de traición y de dolor y de violencia.

Cuando llegue la hora de partir, que no digan de mí:

fue un hijo de puta. Con eso me vale.

 Es una mierda lo del ordenador táctil. Mola más un ratón, pero bueno. Esta tarde he aclarado en un folio lo que pienso de lo que me está pasando. No puedo prescindir de mis amigos. No puedo olvidar mis antiguas costumbres que me daban estabilidad. Andar a tientas y en silencio por aquella habitación de la casa del pueblo... Ver cómo se iluminaba la mañana muy poco a poco y olía a café y los pájaros piaban y me tomaba las pastillas y me tumbaba en la acera. Y el frescor del amanecer en verano... Esa muerte que me rondó cruelmente. Nadie impedirá que el tiempo corra con la agilidad del cazador que va buscando su presa. Todo es vanidad. Todo es prescindible, sobre todo los idiotas y los autoritarios que hay en este mundo.

Ninguna voz responde a la pena del hombre. Todo duele

y duele en silencio. La gente no quiere problemas ajenos mientras crea problemas a los demás por su carácter avieso.

 Ayer logré leerme unas 70 páginas de una novela de Pío Baroja. Vi antes una peli de un psicópata que hace la vida imposible a una mujer. Hoy me he levantado relativamente pronto y me he leído el periódico por encima. Yo persigo un no sé qué por el bosque, como decía Cernuda. La mar ya no suspira, ya no vierte al cielo su otro azul. Hoy estoy como cansado de mí mismo, como que no sé estar, como que no sé dónde meterme. La roca originaria que marca la partida de un alma atormentada no cría flores, no saca los colores a la vida.

Desde el fondo en penumbra de las habitaciones 

surge un inesperado toque de perla perdida en el mar.

 Transito sin luz por las horas, absurdamente solo. Una rémora oscura y fea me detiene ante el domingo y el miércoles. He venido a ver sombras que desde lejos me advertían de mi triste vida. He estado sin saber qué hacer desde hace mucho. Tu pecho sabe a azúcar y tu frente se azulea del azul del cielo tardío. No me queda otra que salir a la calle y gritar mi grito penoso. El aire, más inmenso que el mar, está tranquilo y dormido como un niño, de una inmensidad tal que llama a las estrellas y a las copas de los árboles a un juicio total y decisivo. Yo iré allí donde tenga que ir y no me doblegaré a estúpidos bronces heridos.

Todas las cosas llegan a los cielos

para que allí reluzcan y se enciendan de verdad.

sábado, 15 de junio de 2024

 La vida se mueve entre senderos de gloria para unos y de derrota para otros. Los fulgores vegetales de la tierra ahuyentaron de mí tanta patraña que se oía en el televisor durante el día. Busqué algo de cordura entre la gente y no hallé más que la locura que habita en los corazones agresivos. No quiero proyectar la lengua allá donde se agita la muchedumbre inhóspita, no quiero creer en las mentiras que dicen voces extrañas, cuerpos rígidos como el cristal, mentes insanas que todo lo pervierten. Yo solo quiero un poco de paz mental, una sanidad de la mente, una cordura que se extienda por doquier. No es mucho lo que pido pero estando como está la sociedad es pedir casi un imposible.

La capacidad de este silencio augura delicadamente

la posibilidad de un entendimiento, pero no.

jueves, 13 de junio de 2024

 Cuando se entrevistaron Hitler y Franco en Hendaya para valorar la entrada en la guerra de España, Hitler dijo de Franco: hablar con este tío es peor que un dolor de muelas. ¿Te gusta tu trabajo? Depende. ¿De qué depende? De muchas cosas. ¿Qué cosas? No sé. Depende. Y así hasta el infinito. Hay gente que usa el lenguaje para despistar o ganar tiempo para no decir nada. Hay gente como Franco, con la que da asco hablar. Hay gente que no dice nada para que tú le cuentes de todo. Son gente cotilla, controladora y pésima para una buena salud mental. Son gente que merecería un aislamiento riguroso para que vieran lo que es la soledad y el daño que hacen a los demás con su incongruencia lingüística. Es una pena que exista esta clase de gente pero la hay. Lo mejor, estar distante de ellos.

-¿Tú te llamas Perogrullo?

-Mi mujer me dice eso. Pero no sé qué significa.

martes, 11 de junio de 2024

 La ventana da a la alameda pero es más difícil creer que la alameda dé a la ventana. Los carruseles de la inopia andan justos de capital. Este invierno se ha gastado mucho en ropa de abrigo. Esta primavera se ha gastado mucho en escapadas de fin de semana y en camisas exclusivas de la marca Dior. La pena del bolsillo tiene lugar el día 30, día en que no hay para restaurantes, para viajes, para ropa, para un reloj nuevo. Tampoco hay para pagar la letra del piso diminuto. Llaman al avalista. El avalista no sabe nada. Le dicen que su hijo no paga puntualmente la letra. El avalista se lleva las manos a la cabeza. Cómo puede ser posible. Es todo tan repentino, tan raudo, tan acelerado que el pagador del piso se ve en los laterales del Príncipe Pío con una manta y un bote.

Por los suburbios vas, quizás esperando a que bajen los dioses

sin ser vistos. Quizás a que la iluminación ofrezca un pan.

 Ayer llovió e hizo frío. Hoy no llueve pero el sol no calienta muy fuerte. Dice el calendario zaragozano que junio será inestable. Así llegan los resfriados o las gripes. Manolo es conductor de camión y lleva en la ventana del camión a un Cristo resucitado, con llagas y todo. Manolo cree en la resurrección. Otros creen en el dinero y el lujo y las vacaciones. Manolo vio la muerte cerca en un accidente. De ahí le viene la creencia en la resurrección. Manolo, a partir del accidente, en el que casi pierde la vida, le vino un miedo grande, muy grande, que le impidió conducir una buena temporada. Manolo no sabía hacer otra cosa que conducir pero estuvo trabajando en la construcción mientras se le quitaba el miedo. Manolo aborrecía cobrar el paro así que le preguntó a la funcionaria del desempleo dónde había una obra. La funcionaria no le supo decir porque todos los funcionarios de España son bastante inútiles. Manolo buscó la obra y la encontró en Móstoles. Estaban construyendo un edificio con intenciones culturales. Estuvo tres meses dado de alta hasta que un día su hijo le pidió ir a la sierra. Manolo cogió el coche y se vio seguro. Cuando acabó la obra se volvió a subir al camión con el resucitado pegado a la ventana. Y oía radio María por las noches. Y aquí se acaba el cuento de María Sarmiento. Tonto el que lo lea. Tócame los huevos. Mañana hay churros, hoy no.

Huyendo de las conversaciones, dando todo al cielo

donde se habla el lenguaje nuevo. La bondad, la belleza.

lunes, 10 de junio de 2024

Hay más enfermedades mentales de las que se suponen. Los celos, mismamente, pueden ser patológicos. Los psicópatas están por muchas partes. Las obsesiones pueden esconder una psicopatía.

 Te conozco bacalao. Creo que es eso lo que dicen en los carnavales de Cádiz cuando descubren quién lleva la careta. No es difícil averiguar quién va de una cosa o de otra conociendo el alma del que se disfraza porque el alma no se puede disfrazar. La gente es así y qué le vamos hacer. Pero una cosa. Que no salpique ni embarre a los demás. Diminutas confiterías vespertinas abren al amanecer para que los niños madruguen y puedan ver la aurora. No está la sartén para merluza. Quizás mejor unas sardinitas. En Majadahonda, los viernes y los sábados nos comemos unas cigalas como perros. Los domingos los dejamos para ir de excursión a la sierra y llenar el macuto de piedras para luego tirárselas a los forasteros. Los lunes trabajamos todos, ya sea remuneradamente o para pasar el rato, como hago yo ahora. Escribir es barato si uno quiere ahorrar. Pero si no quiere ahorrar, ahí están los desayunos del Wellington a cuarenta pavos. La vida transcurre quizás sabiamente, quizás alegremente, quizás tontamente, pero siempre, siempre, transcurre. Es lo suyo, que la vida transcurra. Viene ya el verano y podemos andar o nadar o rompernos la crisma. Todo depende de los deseos, los deseos son muy caprichosos y volátiles, justo como el dinero, ese bien escaso.

Nos vamos dando cuenta muy lentamente, muy lentamente

de que nuestras piernas ya no nos sujetan el esqueleto como antaño.

 La cosa es que llevamos un junio raro, de lluvias. El que haya sembrado tarde ha hecho bien pues junio se porta como mayo. Uno coge el coche y se va a Almuñécar a pasar unos días. Le va bien porque hace buen tiempo. Después, regresa a su trabajo pero deseando irse en cuanto pueda a Benalmádena a ver qué hay en ese sitio de ortografía difícil. Al cabo del mes se queda la cuenta a cero pero da igual, ya se irá improvisando. Al cabo del tiempo, tiene que pedir dinero al banco o a un familiar o a un amigo porque no le llega para la letra del piso. Y es que ha habido falta de previsión y ninguna gana de ahorrar. Pero esos gastos tan bonitos no los tiene que pagar nadie. Entonces recurre a Cofidis. Y ya la ruina más grande le abruma. Y acaba en un lateral de Príncipe Pío con una manta y un bote.

Vivir como un noble y comer como tal y ser feliz.

El dinero es un bien escaso.

 No me cabe duda de esto: hay mucha gente que escribe. Escribe textos. Escribe para hacerse un idea de su propia vida, escribe para divertirse, escribe para crear ficción. Mucha gente escribe. Otros, leen o ven novelas en la tele que previamente han sido escritas. En todos los sitios hay algunos niños a los que les gusta escribir. Primero aprenden las acciones, los verbos. Luego, crean frases. Y luego párrafos más o menos largos para contar una historia. Algunos se ríen de la literatura, creen que contar historias es estúpido, es mejor vivirlas. Pero puede que no las vivan nunca. Hay otros que dicen que si pueden hablar por teléfono que para qué sirven las cartas. Otros dicen que lo mejor son los números y así ir contando el dinero que ganan en sus vidas. Estos son los millonarios de los cementerios. Pero hay otros que ni escriben ni saben contar ni nada y solo saben gastar sin saber lo que gastan y a lo mejor un día nos piden dinero y no debemos dárselo porque no estamos para pagar fiestas. Mucha gente escribe.

Hay una melancolía que cae cuando la tarde muere.

Acecha todo el día y da mucho miedo en el corazón.

 Hay un momento en la vida en que todas las personas parecen distantes. Si ya lo eran antes, ahora con más razón pues ya te han faltado al respeto, te han ignorado, se han alejado de ti o han discutido contigo para siempre. Es una ley de la vida que se cumple en todas las familias, con todos los amigos. Lo bonito del caso es que ya no tienes que aguantar ya más su petulancia, su estupidez, su naturaleza aburrida. Ahora, dedicas más tiempo a pasear en solitario, a pensar en solitario, a ser solitario. Pero no siempre estás solo: tienes una red de conocidos que ampara tu soledad y esos conocidos te ofrecen muchísimo más que lo que te han ofrecido aquellos miembros de tu familia y esos amigos que están tan distantes. No todo en la vida son pérdidas o son pérdidas que no merecen la pena pues son gente rara, esquiva, que nunca ha confiado en ti. Está bien que estén distantes.

Tendido ves la noche de las estrellas. Estás solo

y nadie te hace falta, nadie han sido siempre.

 Hay gente que reza el rosario. No tienen que ser beatas. No tiene que ser en la calle Ferraz. Hay gente, y siempre la ha habido, que tiene devoción por la Virgen y la sigue teniendo. Hay gente que es forofa de un equipo de fútbol. Quizás este sentimiento lo tengamos más claro porque hay fútbol todos los putos días del año. Pero yo pienso que las locuras que se hacen por el equipo de fútbol de turno son tan aparatosas que no nos deberíamos de sorprender de que un hombre o una mujer cualquiera vaya a una iglesia y rece el rosario. Es mucho más íntimo rezar que ser del Real Madrid. Es igual de fácil ir a un estadio que a una iglesia, pero en la iglesia no se dan voces, en la iglesia todo transcurre entre silencio y susurros. El fútbol, como dicen ahora, está sobredimensionado: no es tanta su importancia como se piensa. El rezo, la meditación, el pensamiento son tareas tranquilas, gozosas y renovadoras. Prefiero a alguien que reza que no que corea el nombre de un equipo de fútbol. Pero no conozco ni al uno ni al otro.

La soledad de los hoteles, la niñez evocada con pena

se han puesto tristes, se han melancólicamente mirado al espejo.

 La vida va todo lo bien que puede y así lo apreciamos por amor a nuestra salud mental y física pero no está exenta nuestra existencia de obsesiones, bajones de ánimo, amarguras, choques con otras personas, envidias, fracasos y deseos no cumplidos. La lista podría ser más larga y diversa pero cualquier desdicha no rompe la idea en el ser humano de que su vida va bien. De lo contrario, todos estaríamos locos de atar, a todos nos tendrían que mirar por dentro y decirnos: su alma es una ruina, su espíritu está reconcomido y sucio, su psique no crea más que basura intelectual. En fin, vivimos en un mundo de locos en el que el éxito en la vida es lo que nos venden hasta para comprar unos caramelos o una bola de cacao. La vida esta a la que asistimos no promueve el ayudar a los demás sino en triunfar uno como sea. Estoy un pelín gordo pero llueve y no puedo andar. El verano vendrá pronto y nos transformará. Seremos felices en un hotel contemplando el mar y la arena y los delfines saltando.

Vienen los lugares remotos, los hijos altivos, los pájaros

para que salgamos de esta batalla de asfalto, de la falta de horizonte.

sábado, 8 de junio de 2024

 Puede que fuera buena idea ceder mis derechos de autor a mis sobrinos cuando yo falleciera. Si andan activos y listos podrían publicar mis escritos, incluido este blog, aunque no tengan ni puta idea de literatura. Mis escritos son novelas y relatos de mucha variedad. Algunos están en venta en Amazon, otros descansan en mi casa en espera de resurrección. Quizás yo alcanzara fama póstuma, como ha ocurrido con otros autores que ni se enteraron de que escribían ni tuvieron un público lector conocido. Lo que yo no voy a hacer nunca es promover mis escritos, ir por ahí charlando de mis novelas si esto pudiera tener lugar algún día. Yo ya vivo económicamente holgado gracias a mi trabajo pasado entre adolescentes salvajes y otros no tanto, educándolos lo que pude. Ahora estoy escribiendo piececitas de blog que creo que tienen algún valor literario e intentando escribir una novela cuya acción tenga lugar en uno o dos días pero el verano es mala época para escribir. Tengo que pensar mi próxima novela, que, ya digo, tiene que tener la concentración temporal máxima para hacerme caer en la cuenta de los detalles de una realidad muy próxima al lector como son horas, horas nada más narradas con rigor. Y claro, en esas horas o día o dos días ha de pasar algo, lo que pasa es que no sé todavía qué tiene que pasar.

Las escaramuzas del agua del torrente llegaron al valle, 

al valle ineludible de la vida.

 Acabo de leer el periódico como el que resuelve un crucigrama. Es un pasatiempo. No fumo mientras leo. Me tomo un café y un zumo de maracuyá mientras atiendo a artículos sobre literatura y libros y análisis de la realidad vigente. Hay mucho ultra en la política, mucho populismo barato. Nada menos que 9 candidatos hay para las elecciones europeas. Yo tengo dinero para irme a Santander y pasar allí unos días en la playa del sardinero. Yo tengo dinero para todo porque no me lo gasto pero eso de que se lo voy a dar a mis sobrinos es otra cuestión. Misi sobrinos, probablemente, no reciban de mí nada, absolutamente nada. Mis sobrinos no son amantes de la conversación y los que no aman la conversación no son dignos de casi nada y menos, de mi dinero. La herencia es un regalo. El dinero viene del trabajo realizado.

Tu dinero es mi dinero- dijo un miembro de la familia.

El otro miembro calló y no supo qué decir pero sí qué hacer.

jueves, 6 de junio de 2024

 El que roba quiere robar más y espera la ocasión para ello. Puede que el botín de un banco sea suculento pero lo es más el botín de unos cuantos bancos. Lo que no ganemos con nuestro esfuerzo o con el esfuerzo pasado, es un regalo. Esto lo dicen los liberales. Hay gente que no tiene escrúpulo con los demás pero que sí se siente mal si alguien le trata como lo que es: un desalmado. La gente que no para mientes en robar o matar que no se dé luego a la extrañeza de que nadie llore su muerte o se preocupe de su vida personal llena de delitos. Todo es un regalo si no lo ganamos con nuestro esfuerzo, repito. Solo los estúpidos están pensando en el patrimonio de los demás. La vida es corta para acortarla más deseando lo ajeno.

Quiero todo-dijo la voz del manirroto.

Toma- dijo la circunstancia.

 Cuando nadie sabía medirlo con relojes ni con sueños tranquilos ni con las alucinaciones propias de un trastorno mental. Cuando todo en la vida era un mirar a lo lejos, un saber dónde estaba la butaca y un mediodía grandioso. La lluvia lavaba la carretera y las gotitas caían por la cristalera. Parecía mentira esta lluvia después de la sequía que vino y  vendrá. Se apretó la corbata y tomó un café muy oscuro y salió a la calle y ya no supo más de su persona. Por medio de las nubes mintió doblemente al destino. Ya no era él sino la sombra de un hombre que andaba por la ciudad. Dobló la esquina, tomó el metro y él ya no fue nunca más él. Ya las mujeres no eran ya más que el objeto del juego del olvido.

Había gente con aire muy urbano, con deseos materiales

que se esforzaba por ser de otra manera, que se rompía por dinero.

miércoles, 5 de junio de 2024

Todo es un juego el que venimos a jugar. Conviene no estar deprimido para sacarle el jugo al juego. Conviene no entreverarse demasiado con los participantes del juego para que el juego no llegue a ser guerra. Hay que retener un poco de egoísmo por nuestra parte para jugar bien. Las reglas del juego no están escritas, hay que inventarlas antes de jugar. Hay que soportar algunos desprecios en el juego, como el hecho de ser considerados unos inútiles para jugar al propio juego. A veces, el juego acaba en soledad y vejez; otras veces, el juego no nos abandona nunca y podemos seguir jugando en nuestra propia soledad. Si somos ricos, el juego tiene más posibilidades. Si somos pobres, hemos de recurrir a la imaginación propia para que el juego cuente con el atractivo suficiente. Hay gente que no quiere jugar al juego, bien porque no ahorra ni un dinero o bien porque quiere ahorrar tanto que no le llega la mezquindad a poder entrar en juego. Unos llaman al juego, vida. Otros le llaman religión. Otros, fecundidad. Y los más humanos lo llaman amor. Y todos juegan aunque no quieran porque en el juego, solo se precisan dos personas: dos hermanos, un hombre y una mujer, una hija y una madre, un tío y su sobrino o una mezcla de todos ellos. El juego no es la vida propiamente hablando, como parece que doy a entender sino una sublimación de esta, de modo que todos jugamos aunque no queramos. La muerte puede que sea el final del juego pero no estoy seguro.

El paraíso tiene los días contados, ya no se podrá llegar a él.

El paraíso es la limosna que Dios nos da si tenemos el corazón limpio.

 Todavía la vieja tentación de los cuerpos juveniles y el jolgorio patrio. No ha habido nunca el deseo desenfrenado de vivir tempranamente, de conseguir vitales experiencias corporales. La más secreta cámara del alma se encontraba en páginas y páginas de libros azarosos. Quizás este blog un día se publique en un medio digital y así, mi fama de escritor de textos anímicos y de contrastado valor poético consiga unos dineros para aquel que consiga publicarlo. La fama va al borde de la actividad poética, no de las ganas del poeta de ser aclamado. Otras lecturas mías de escritores no llegan a la calidad de este blog. Este blog a veces es sublime, con todo lo que tiene de imperfecto. Los días pasan, los mares están lejos. Estás tú tan distante que me veo olvidado al lado de viejas anclas. El pequeño instante de verme en la carretera me llena de emoción. La enfermedad mental no deja convivir con el agua del mar.

Alguien contó historias de marineros cansados

Y alguien contó historias de una meseta odiada.

lunes, 3 de junio de 2024

La tarde trae la muerte del sol y el descanso del día entero. Como si estuviéramos al pie de un castillo donde hubo destrucción y aceleramientos y batallas y soldados antiguos. Es la ley del día. Amanece con mucha confusión en la cabeza, con mucha preocupación que nos mete el astro rey mientras avanza. Luego, la comida. Lo no esperado que se impone. Luego, los problemas se disuelven porque cierra la administración y los ayuntamientos y los ministerios y las consultas psiquiátricas y la aglomeración de gentes pitando y voceando. Cuando llegan las ocho de la tarde, ya solo los aventureros solteros se quedan en la ciudad, llevando pasajeros, bebiendo en un bar, desfogándose con una mujer de la vida en una avenida inmunda. Y la noche ya está llena de drogadictos, borrachos, ladrones y gente que apura un euro a la luz de la luna.

Podría recordarte que no tienes gracia, que ya salió la luna

y que es tarde para mí. Pero tú erre que erre. Bébete la última.

 

sábado, 1 de junio de 2024

 Por muy grande que sea el sol en lo alto, no alumbra los latidos, los amigables latidos del corazón. Madrid ayer estaba dulcísimo, con sus calles invadidas, con sus esquinas de siempre, con esa terraza quieta y llena de parloteo. Igual que una mañana o una tarde, vencimos claramente a la discordia y a la resignación. Serenamente vacíos, caminamos, entramos en sagrado, cogimos un autobús y llegamos a casa cuando no pasaba ya nada, cuando la luz del sol iba mostrando su derrota. Me sentí nadie o un número en Madrid, me sentí torpe e insignificante al andar, vi muchas cosas dentro de mí, el sol me condujo a una pequeñez desnuda. Madrid es un gran sumidero de soberbias, de pensamiento alzado, de creerse uno alguien.

Mis manos denegadas u ofrecidas a los papeles

tocan el cielo de los benditos, de los últimos, de los de la cicatriz.